ISRAEL
La grave salud de Ariel Sharon abre un nuevo panorama en Oriente Próximo
Por Luis Miguel L. Farraces3 min
Internacional08-01-2006
Sharon ya sufrió, el pasado 18 de diciembre, un infarto cerebral provocado por un coágulo. Tras una intervención médica, el primer ministro de Israel evolucionó favorablemente y sólo se le registraron mínimas secuelas reversibles relacionadas con dificultades en el habla.
El infarto cerebral sufrido por Ariel Sharon la pasada semana ha hecho tambalearse en apenas 48 horas todo el panorama político de Oriente Próximo. Mientras el líder israelí se debate entre la vida y la muerte, en las calles de Gaza y Cisjordania se aguarda entre el júbilo y la incertidumbre la noticia de su fallecimiento. Muchos son los líderes internacionales que han expresado su deseo de que la salud de Sharon mejore, no sólo por motivos humanos, sino porque la llama de esperanzas de paz que encendió el Plan de Desconexión de Gaza puede apagarse junto con la vida del primer ministro israelí. Para comprender el actual estado de salud de Sharon es necesario retroceder hasta el pasado 18 de diciembre, día en el que el jefe de Gobierno fue trasladado de urgencia a un hospital de Jerusalén con motivo de un infarto cerebral provocado por un coágulo. Tras una breve intervención médica, Arik, evolucionó favorablemente. Los médicos, que por entonces calificaron el incidente como "muy leve", le dieron el alta y para eliminar el trombo causante del infarto le recetaron anticoagulantes. El tratamiento con anticoagulantes presenta una gran eficacia en la erradicación de coágulos de sangre, pero aumenta el riesgo de hemorragias internas. Y eso es precisamente lo que le pasó a Sharon el pasado día 5 de enero. La rotura de un pequeño capilar en el cerebro del primer ministro israelí provocó una hemorragia que pese a que los médicos consiguieron detenerla a tiempo dejó a Sharon en estado crítico. En los dos días siguientes fueron necesarias dos intervenciones más debido a la aparición de sendos derrames que precisaron ser drenados. Pese a todo, los últimos informes invitan al optimismo, ya que indican una leve mejoría dentro de la gravedad del estado de salud del primer ministro israelí. Ahora, los médicos tratarán de despertarlo poco a poco del estado de "coma inducido" al cual tuvieron que recurrir para salvar su vida. Numerosos líderes internacionales se han interesado por la salud del primer ministro israelí, entre ellos, el número uno de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas. Son muchos los miembros de la Comunidad Internacional a los que les preocupa el vacío político que puede dejar Sharon en el panorama de Oriente Próximo. De momento, Ehud Olmert, hasta ahora titular de Finanzas y hombre de confianza de Sharon, ha sido designado jefe de Gobierno en funciones. En su primera sesión de Gobierno, Olmert pidió a sus ministros que "trabajasen por la estabilidad en estos momentos difíciles", en clara alusión a la decisión del líder del Likud, Benjamín Netanyahu, de retirar a los ministros de su partido del Gobierno. No hay que olvidar que Olmert abandonó el Likud para sumarse a las listas de Kadima, el nuevo partido recientemente fundado por Sharon para las elecciones de este año. El panorama futuro de Kadima está también ahora en boca de todos los israelíes. Con la enfermedad del primer ministro israelí, el partido ha avanzado en intención de voto en las encuestas, pese a que el liderazgo de la agrupación está aún por disputarse. Festejos e incertidumbre en Gaza y Cisjordania La noticia de la enfermedad de Sharon parece tener un sabor agridulce en los territorios palestinos. Mientras unos aguardan con júbilo la muerte del jefe de Gobierno recordando operaciones militares como su incursión en Líbano en la que murieron casi 2.000 refugiados palestinos, otros piensan que lo que venga puede ser mucho peor. El pueblo palestino en general le odia, pero reconocen que es el único político israelí con una mínima intención de llevar la paz a Oriente Próximo. Y es que pese a que las voces discrepantes recorrieron todo Israel, Sharon se atrevió el pasado verano a desmantelar los asentamientos de la Franja de Gaza retirando consigo a todas las fuerzas militares israelíes. Ahora los palestinos serán testigos de las elecciones en Israel que volverán a ser lo mismo para ellos. Las campañas electorales israelíes se caracterizan por la obsesión de los candidatos por mostrarse más duro con los palestinos que sus rivales. La pugna entre Kadima y el Likud más conservador de los últimos años será la clave del futuro desarrollo de los acontecimientos en Oriente Próximo.