Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

TOROS

El Cid conquista Madrid y entra en la Beneficencia

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Espectáculos06-06-2004

Hubo casi que esperar a que se muriera la feria de San Isidro 2004 -herida de muerte de por sí- para que un torero con nombre de héroe dejase ganas a la afición para volver el año que viene. Manuel Jesús El Cid toreó largo, templado y pinturero al segundo toro de Victorino Martín que se lidió el sábado.

El Cid siempre pudo al toro -un animal que pesó más de 600 kilos-, con el que demostró que se puede lograr una obra de arte si uno es capaz de pensar ante un par de cuernos. Pero a este Cid le falló la tizona y lloró a rabiar por haber perdido una puerta grande que le habría lanzado al estrellato, en estos tiempos húerfanos de astros en el toreo. En el quinto cortó una oreja. Su buen hacer le ha valido la inclusión en el cartel de la corrida de la Beneficencia, que se celebrará el próximo 10 de junio y que contaba con la baja de César Rincón, cogido recientemente. De esta forma, actuarán El Cid, Serafín Marín y Matías Tejela, jóvenes triunfadores de San Isidro. Se lidiarán toros de la casa, Alcurrucén, ganadería de los Hermanos Lozano, empresarios de Las Ventas. Deberían reflexionar antes de confeccionar próximas ferias. El domingo, con tres cuartos de aforo, se lidió una novillada de El Ventorrillo, aplazada por la lluvia, en la que hubo puerta grande para Miguel Ángel Perera, que desorejó a su primero y sumó un apéndice más del segundo de su lote. También hizo el paseillo el sábado Fernando Robleño, que anduvo valiente y dispuesto. Tanto los toros de Victorino Martín como la actuación de Luis Francisco Esplá dejaron mucho que desear. Tampoco lo tuvieron fácil los toreros el día anterior, con los parientes de los victorinos. Pepín Liria y Luis Miguel Encabo fueron cogidos por sendos astados de Adolfo Martín. Dentro de la denominada semana torista, con que se suele cerrar el ciclo isidril, llamó la atención sobre los carteles, el regreso después de una década de los miuras. Una vez más, el dicho se cumplió y con la expectación llegó la decepción. Ídem de ídem con el encierro de Samuel Flores, mucha leña en la cuerna para pocos troncos de bravura.