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LA CULTURA EN EL 11-M

Explicar el horror, alejar el miedo

Por Pedro Fernaud QuintanaTiempo de lectura2 min
Cultura11-03-2004

Desde La Semana, hemos recogido algunas de las frases o reflexiones más necesarias nacidas en mitad del estruendo de la muerte.

Siempre, en toda época y prácticamente en toda circunstancia, la barbarie y la violencia han aparecido inevitablemente condicionando o cercenando la vida de cualquier civilización. Cuando eso ha sucedido, ahí estaban los poetas, los ensayistas, los cantantes, los artesanos de la palabra, los alfareros del pensamiento para intentar comprender la vida y sus tragedias. Francisco Umbral, el premio Cervantes 2000, combinaba lucidez y lirismo para explicar lo que había sucedido y vendría al poco tiempo: "Detener el aire, interrumpir la luz, envejecer la edad, crispar la democracia. Eso buscaban en Atocha. El terrorismo es el odio a lo bien planchado, se trata de estrangular la libertad." Julio Medem , el director de cine donostiarra envuelto en una interminable polémica a propósito de La Pelota Vasca, su documental sobre la situación de odio y violencia en el País Vasco, expresaba "toda la fuerza moral y el amor más profundo que pueda encontrar dentro de mi para las víctimas de este brutal atentado y para todas aquellas personas de su entorno." Bernardo Atxaga, probablemente el poeta vasco más reputado de la actualidad, recurría a la sencillez para contar lo sucedido en un emocionante poema: "...La vida es vida. Y es lo más grande: el que la quita, lo quita todo....". Andrés Trapiello, quizá el escritor más prolífico de las letras españoles en los últimos tiempos y Premio Nadal 2003, se interrogaba con en voz alta sobre algo fundamental y previo. "Me pregunto si esto habría sucedido si hubiéramos actuado con coraje ante un mínimo atentado". "Nos hemos quedado ciegos y sin voz", escribió el poeta y novelista Luis Mateo Díez. Por su parte, el cantaautor Ismael Serrano destacó que "Nada justifica estos atentados. Tampoco ninguno de los anteriores". Juan Luis Cebrián, el antiguo director de El País y escritor, académico de la Lengua Española, recalcaba que "solo una reflexión serena por parte de las autoridades y líderes sociales permitirá la persecución y castigo de los terroristas". En esa línea se expresaba el filósofo Fernado Savater: "ahora la vida y la libertad dependen de esa una línea de actuación presidida por la unidad". A la hora de acercarse a la quiebra de las rutinas, ala perdida de la paz y la normalidad, Juan José Millás encontraba la palabra apropiada: "antigüedades". De repente todo aquello alrededor de lo que circulaba un día había quedado sin sentido: "el periódico, el café con leche, el libro abierto sobre la mesilla de noche, el beso con que has despedido a tu mujer, el consejo que has dado a tu hijo al irse al instituto...".