SUDAMÉRICA
Argentina pasa la prueba del FMI con sobresaliente
Por Paula Escalada Medrano1 min
Economía30-01-2004
En el año 2001 estalló la crisis: devaluación, corralito, injusticias, deudas, pobreza... Muchos creyeron entonces en lo imposible de la recuperación. Pero gracias a la confianza de empresas extranjeras y con la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de otras organizaciones, la economía de Argentina crece una media del ocho por ciento cada año y la deuda va sufragándose poco a poco.
Con la crisis del 2001 Argentina tuvo que pedir numerosos préstamos a países extranjeros y a asociaciones como el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y se creó así una deuda externa valorada en cerca de 22.000 millones de dólares. A la vista de los progresos y de las buenas expectativas de la economía argentina acaecidos durante estos dos últimos años, el FMI firmaba en septiembre del pasado 2003 un acuerdo con el país. Este acuerdo posibilitaba, pues, a Argentina cumplir la fecha de los pagos de la deuda y aumentar así la confianza del mundo y sus inversores hacia ella. El compromiso firmado tiene una duración de tres años y la condición de ser revisado cada tres meses. Así, la primera revisión debía haberse hecho en diciembre, pero finalmente fue retrasada hasta la semana pasada. En el informe ofrecido, Horst Köhler, jefe del FMI, aduló los avances del Gobierno argentino en materia fiscal y reconoció un avance económico aunque también advirtió de la necesidad de establecer mayores y mejores “políticas que fortalezcan la confianza nacional e internacional”. Como objetivos del tratado, citó que éstos “se relacionan con dar pasos para restaurar la sustentabilidad fiscal, fortalecer más el sistema bancario, enfrentar los temas sobre las tarifas, y construir un ambiente de negocios que aliente la inversión”. Una vez aprobada la revisión, el FMI desembolsará la cantidad de 358 millones de dólares que ayudarán al país del tango a disminuir su deuda y a recuperarse del mal trago pasado y brillar con luz propia otra vez, como antaño lo hacía.