FALLECIMIENTO
Muere un maestro de la prensa española
Por Cristina Fuertes2 min
Comunicación16-02-2003
Emilio Romero, periodista desde los 23, años murió en su casa de Madrid a causa de un paro cardiaco. Odiado por muchos y admirado por muchos otros, se le ha considerado como una de los personajes más influyentes dentro del periodismo contemporáneo.
La muerte de Emilio Romero ha supuesto para el mundo periodístico la pérdida de un gran profesional. La misma ciudad en la que consiguió sus mayores éxitos, Madrid, ha visto como el "gran maestro" ha fallecido en su casa de debido a un paro cardíaco. Romero, que había dedicado toda su vida al periodismo, tuvo que reducir, los dos últimos años de su vida, sus colaboraciones esporádicas debido a su delicado estado de salud. El apoyo que Romero mostró siempre al régimen franquista despertó la antipatía de muchos conocidos periodistas, así como las simpatías de otros. Es en esta época cuando funda El Imparcial y dirige la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, desde donde impulsó la creación de la facultad de Ciencias de la Información. Cuando Emilio Romero tenía 23 años, decidió dedicarse al periodismo. Fue nombrado director del periódico La Mañana, de Lérida. Dos años más tarde, ocupó el mismo puesto en el diario Información, de Alicante. Jefe de la Sección de Prensa Nacional en la Dirección General de Prensa, cargo para pasar a asumir unos meses la jefatura de Orientación Política de la Prensa Española. En 1946, pasó a dirigir el diario Pueblo durante 22 años y lo convirte en unos de los grandes periódicos de la época. De esta manera, la figura de Romero empezaba a cobrar también una importancia en el espacio político, en donde en 1976 se le nombra Delegado Nacional de Prensa y Radio del Movimiento, único partido del franquismo. Un año después, fundó El Imparcial, hasta que en la Transición pasó a dirigir el periódico madrileño Informaciones. A partir de este momento, comienza a ser columnista de periódicos como el As y ABC entre otros, así como comentarista de radio. Si destacó notablemente en su profesión, también lo hizo en el campo literario, ya que con su obra como La paz empieza nuca ganó el Premio Planeta. Asimismo, fue galardonado con el Premio Ncional de Literatura en 1963 por su ensayo Cartas a un Príncipe.