PERFIL
La nueva emigración: fuga de talentos
Por María García Cirac
2 min
Economía23-12-2007
Miles de españoles abandonaron sus pueblos y ciudades para buscarse la vida en otros países allá por los años 50. Media centuria después el fenómeno no ha desaparecido, pero ha cambiado por completo.
En los años 50 y 60 Europa estaba ávida de factor trabajo (tras la segunda Guerra Mundial la población europea bajó considerablemente) y en cambio tenía suficiente factor capital, es decir, dinero. Los españoles emigraban allí a dar respuesta a esa escasez y siempre con la autorización del país al que iban, ya que era la propia Europa la que pedía trabajadores a España. Trabajadores que enviaban grandes remesas de dinero de vuelta para ayudar a sus familias. Antes partían sin apenas preparación, dispuestos a aceptar cualquier tipo de trabajo; ahora, los que se van presentan un perfil totalmente diferente. Se trata de los jóvenes mejor cualificados de su sector, hombres y mujeres titulados que destacan en su profesión y que son requeridos por empresas extranjeras, en su mayoría multinacionales. El desarrollo y crecimiento de las multinacionales estatales fuera de las fronteras españolas alimenta el traslado de sus profesionales al rincón elegido para abrir la nueva oficina o sucursal, por lo que el camino de salida se bifurca. Los primeros cinco años después de licenciarse son en los que más españoles se marchan fuera. El motivo no es otro que la falta de oportunidades y la escasez de empleos para gente preparada que ofrece España en la actualidad, así como las apetitosas condiciones laborales que presentan, por el contrario, numerosos países del extranjero. Éstas incluyen, en muchas ocasiones, un piso cerca del trabajo y un sueldo considerablemente mayor. Los jóvenes emigrantes se trasladan a dichos países con la intención de establecer allí su futuro tanto profesional como personalmente hablando. Por su parte, la familia que dejan en España no presenta, por lo general, problemas económicos, por lo que la cifra de dinero enviado a España por los emigrantes no es muy significativa. No, desde luego, si se compara con los 5.000 millones de euros que envían cada año, de media, los inmigrantes españoles a sus países respectivos. Hecho que no ha pasado desapercibido para los bancos y cajas de ahorros que empiezan a realizar acciones de márketing encaminadas a captar dichos clientes. O comparándola con las cantidades que se enviaban durante el franquismo.