FOTOGRAFÍA
La exposición Bae Bien-U introduce los árboles en el Museo Thyssen
Por Marta Escavias de Carvajal Góm2 min
Cultura04-06-2006
Hasta el 23 de julio, los visitantes podrán contemplar en el Museo Thyssen de Madrid, una cuidada selección de catorce imágenes de gran formato pertenecientes al artista coreano Bae Bien-U.
Pinos y Viento de Tahití, son dos de las series más destacadas de este creador, uno de los máximos exponentes de la nueva generación de fotógrafos coreanos que combinan fotografía con otros medios. En la serie Pinos, en la que trabaja desde 1985, el autor convierte los bosques en auténticas criaturas. Su carácter místico se ve reforzado por la pureza e integridad de las imágenes, en las que captura la naturaleza en blanco y negro sin pretensiones, como si fuera un grabado tradicional. La gran dimensión de las fotografías y su formato, apaisado en muchas ocasiones, contribuye a crear la sensación de estar internándose en un bosque. Una naturaleza muy distinta es la que presenta en la serie Viento de Tahití en la que también conecta con la tradición pictórica oriental. Bae Bien-U retrata en esta obra una vegetación llena de fuerza y cromatismo, paisajes que remiten a las imágenes de la pintura de Gauguin en su periplo por esas tierras. En ambos casos, Bae pretende reafirmar la presencia de la naturaleza sirviéndose de distintos recursos, como las exposiciones fotográficas prolongadas para alcanzar la sensación de eternidad anhelada. La exposición del artista coreano Bae Bien-U, se incluye en el Festival Internacional de Fotografía y Artes Visuales Photo España. Su director, Alberto Anaut, define la muestra como “un conjunto de imágenes con una poética extraordinaria que forman una exposición que es una joya”. Las palabras de la comisaria de la muestra, Oliva María Rubia, no son menos elogiosas, “las fotografías de los bosques de pinos desprenden poesía creando un ambiente místico a través de la sugerencia del silencio. Frente a estas se sitúan las fotos llenas de color que hizo en Haiti, en los años 2002 y 2003, en las que se aproxima a la naturaleza de forma más amable y en las que muestra su fascinación por la fuerza y el cromatismo de la vegetación de la isla”.