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Llamar a las cosas por su nombre

Por Alejandra Linares-RivasTiempo de lectura2 min
Sociedad05-11-2004

"Violencia de género", "violencia doméstica" y "maltrato". Estos términos están en boca de todos. Pero, en general, se emplean indistinta e indiscriminadamente. A raíz de esto, algunas organizaciones, como la Real Academia Española (RAE), han dado a conocer el uso correcto de los mismos.

En primer lugar, y como concepto base, la RAE define "maltratar" como: "Tratar mal a alguien de palabra u obra". De ahí que, quien padece malos tratos es víctima de violencia física y psíquica. La primera, entendida como cualquier acción no accidental que pueda provocar daño físico o enfermedad. La segunda, referida a las conductas que puedan alterar el contexto afectivo necesario para tu desarrollo psicológico normal, tales como rechazos, insultos, amenazas, humillaciones, aislamiento. Por otro lado, dado el conflicto entorno a la denominación de la futura ley contra la "violencia de género", la RAE, en el mes de mayo, se apresuró a puntualizar el significado de dicha expresión. Explicaba que la procedencia de ésta era anglosajona (gender violence), puesto que en inglés, la palabra "género" se utiliza como sinónimo de la condición biológica masculina o femenina, es decir, del "sexo". En castellano no existe tal tradición. Además, debe tenerse en cuenta que, en español, el vocablo "sexo" está cargado de significado. Algo que se aprecia en las alusiones al "sexo débil" (mujeres) y el "sexo fuerte" (hombres), que son, precisamente, el origen de muchas agresiones. Por ello, al decir "violencia de género", se hace referencia a la "violencia, tanto física como psicológica, que se ejerce contra las mujeres por razón de su sexo, como consecuencia de su tradicional situación de sometimiento al varón en las sociedades de estructura patriarcal." Finalmente, la "violencia doméstica" es, en general, el "maltrato que se produce en el ámbito familiar." Por tanto, el término se aplica a la violencia ejercida entre los miembros de un hogar, incluso entre personas que no son de la misma familia. Luego, a diferencia de la violencia de género, que sólo se aplica a la agresiones contra mujeres adultas, un acto de violencia doméstica puede recaer sobre cualquier individuo, sea del sexo y edad que fuere.