Bush se convierte en el presidente más votado de la historia de EE.UU.
Por Alejandro Requeijo2 min
Internacional07-11-2004
En la historia de EE.UU. sólo un presidente hijo de otro ex presidente no había sido reelegido de su cargo. Fue John Quincy Adams, que gobernó el país desde 1825 hasta 1829. Era además el primero que accedía al cargo sin obtener la mayoría de los votos populares. Con esto, el paralelismo entre él y George W. Bush hacia presagiar lo peor para el candidato republicano. Sin embargo, la historia le tenía reservado un hueco a Bush, y no iba a ser precisamente al lado de Adams.
George W. Bush se convirtió en el presidente con más apoyo popular de la historia norteamericana con 58,8 millones de votos por los 55,3 millones de su rival. Fue el resultado de su enfrentamiento con el demócrata John Kerry en una de las campañas más disputadas que se recuerdan. En torno a 120 millones de estadounidenses acudieron en masa a votar y otorgaron la victoria al republicano. Pero la noche no fue ni mucho menos tranquila. La extrema igualdad que reflejaban las encuestas realizadas durante los días previos, hizo que la atención se centrase de manera especial sobre tres estados. Eran Florida, Pensilvania y Ohio. Bastaba la victoria en dos de ellos para hacerse con la Presidencia. Los primeros sondeos a pie de urna otorgaban la victoria a Kerry tanto en Pensilvania como en Ohio. Sólo en Florida estuvo clara desde el principio la victoria de Bush. Toda la familia Bush seguía con preocupación los sondeos que les alejaban de la Casa Blanca. No fue hasta mas tarde cuando la situación empezó a cambiar. De repente, el escrutinio en Ohio daba también como ganador a Bush, pero por un escaso margen que impedía la relajación. Por su parte, Pensilvania iba para Kerry pero tampoco le servía. Con la disputa sobre Ohio se desarrolló el resto de la noche, hasta que finalmente la balanza se decantó en favor del presidente que lograba con ello cuatro años mas al frente de EE.UU. Después de amenazar con pedir un nuevo recuento de votos, el propio John Kerry telefoneó a su rival para darle la enhorabuena y reconocer su derrota. Ya en su discurso de aceptación, Bush hizo numerosas referencias a la fe y a la familia y prometió volcar todos los recursos de su país a la lucha antiterrorista. Además, el recién reelegido presidente hizo un llamamiento a la unidad ante el estado de división que atraviesa la sociedad estadounidense. Pero estas elecciones también se han seguido con mucha atención en todo el mundo. Tras conocerse los resultados definitivos, los jefes de Estado y de Gobierno de la mayoría de los países felicitaron -algunos con resignación- al ganador. Aunque también confiaron en una mejora en las Relaciones Internacionales.