Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

SIN ESPINAS

La basura a la basura

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura3 min
Opinión06-06-2004

Ante está pregunta: ”¿Cómo puede terminarse con los abusos de la televisión en horario infantil?”, mi admirada compañera en tareas radiofónicas Cristina López Schlichting respondía: “Denunciándolos a las asociaciones de telespectadores y radioyentes, que a su vez pueden presionar sobre las empresas que se publicitan en los programas inadecuados, moviendo a sus asociados a boicotearlas. A la mayoría de las empresas sólo les interesa el dinero”. ¡No compremos los productos de quien utiliza cualquier medio para vendérnoslo! No les importa captar nuestra atención aunque ese medio sea tóxico y nocivo para nuestro bienestar y para nuestra salud mental. Si queremos que nuestra capacidad de acción no se reduzca a apagar la televisión, hagamos una lista de los productos y marcas que deben ser señalados por patrocinar y financiar la mierda intelectual y moral más asquerosa que se ha visto en público en las últimas décadas en nuestro país. Tenemos derecho a que la gente buena, culta, versada, cultivada, inteligente y divertida tenga su espacio en un medio de comunicación de masas para enseñarnos cosas buenas y provechosas. También de manera entretenida y sobre formatos adaptados a un medio como la televisión. Premiemos el esfuerzo de los que trabajan duro para hacer cosas de calidad. De esta manera, nos convertiremos en espectadores cualificados. El criterio para el empresario y anunciante ya no será sólo el número de personas, potenciales consumidores dispuestos a comprar su producto. Está demostrado que se puede ser espectador de un programa y al mismo tiempo censurarlo; pero ya que parece una utopía que muchos apaguemos la tele y nos pongamos a leer un libro o a hablar con la familia para saber como le ha ido el día, al menos, luchemos contra la imposición de la telemierda a diestro y siniestro modificando sus contenidos. La televisión no es ni si quiera un circo, los verdaderos payasos tienen más respeto a la inteligencia de sus receptores. Es una manera legítima para conseguir algo de manera independiente. No será ni imposición ni intolerancia porque ese empresario siempre tendrá la posibilidad de colocar el anuncio de su producto en un programa más digno. Sin embargo, ¿a qué se reduce nuestro ámbito de acción? Hasta ahora se aprovechan porque saben que el espectador no se mueve pero, como siempre ha ocurrido, si unos pocos tiran del carro, los demás se sumarán. Cambiemos esa variable y ellos tendrán que cambiar sus cálculos. La unión de todos aquellos que creen que se pueden mejorar las cosas es el mayor poder. Democraticemos la tele, intervengamos más activamente en un proceso en el que somos parte esencial. Si lo conseguimos una sola vez nos tendrán mucho más en cuenta. No hay que tener miedo a que nos intenten manipular en esta acción o a que aislemos injustamente a algún magnate de la industria consumista porque la gente de bien se pondrá en contra de los patrocinadores de la porquería. Si los empresarios ven peligrar su negocio, llamarán a los directores de las cadenas para exigirles programas más dignos, y estos a su vez, harán lo propio con los directores de esos espacios. Ganamos libertad a cambio de perder un poco. Hay mucha más variedad de un mismo producto en un centro comercial que en la televisión ¿verdad? Si su arma es el dinero, la nuestra también. Vayamos programa por programa y tendrán que ser más trabajadores y más creativos para captar tu atención sin insultar tu inteligencia. Parece una utopía, de ti depende convertirlo en realidad. Súmate y pásalo.

Fotografía de Javier de la Rosa