Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

Cada vez es más difícil compaginar la vida laboral y la familiar

Por Mónica Martín de SebastiánTiempo de lectura1 min
Sociedad15-05-2004

Con motivo del Día Internacional de la Familia se habla mucho de la conciliación entre el trabajo y la vida familiar cuando corren tiempos difíciles para las familias españolas. Existe un sentimiento generalizado de que cada vez se dedica más tiempo al trabajo y menos a estar con los tuyos. El origen se encuentra en la incorporación de la mujer en el mundo laboral.

A las tradicionales necesidades del cuidado de los hijos se le suman las de los padres. Estas situaciones están generando problemas de salud. El 30 por ciento de la plantilla de una empresa tiene problemas familiares o personales que afectan a su trabajo, según un estudio de la Fundación Más Vida Red. En Europa se están aprobando medidas para conciliar la vida laboral y personal. España sigue los mismos pasos. El Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, quiere extender las ayudas de 100 euros a las madres no trabajadoras. Se quieren impulsar las guarderías públicas de 0 a 3 años y aumentar las plazas en residencias de ancianos con necesidad de asistencia continuada. En la misma línea, también quieren aumentar la ayuda a las familias que tengan una persona enferma. Apenas un 15 por ciento de las empresas españolas ayudan a sus empleados a conciliar la vida laboral y personal. Algunas empresas se decantan por medidas relacionadas con el horario laboral, como la reducción de jornada, la flexibilidad horaria, los permisos, las semanas comprimidas. Pero estas medidas llevan aparejadas reducciones salariales. Por lo que el número de empleados que se acoge a ellas es muy bajo. Además estamos ante un mercado laboral bastante rígido, lo que dificulta introducir la maternidad, por eso cada vez se tienen menos hijos, hecho que a la larga puede traer problemas a la sociedad.

Fotografía de Mónica Martín de Sebastián