ANÁLISIS DE LA SEMANA
Sangre para las máquinas
Por Gema Diego1 min
Economía16-05-2004
¿Qué pasaría si un día nos quedásemos sin gota de petróleo, gas y similares? Sin gasolina que echarle al coche, sin combustible para nuestra calefacción, sin fuerza capaz de mover nuestros aviones. Catastrófico. Imaginar ese momento es prácticamente imposible. Y, sin embargo, ese día tiene que llegar. Los combustibles fósiles no son inagotables, y prescindir de ellos pasa por encontrar nuevas fuentes de energía. Entre tanto, las reservas actuales dan quebraderos de cabeza a la economía mundial. El precio del petróleo se dispara al antojo de los países cuyo subsuelo está repleto, crece en períodos de inestabilidad, incertidumbre y miedo. Los vaivenes de precios lo impregnan todo: marean a las bolsas, llenan las agendas de los organismos internacionales y hasta presionan en las políticas macroeconómicas de los estados. En algunos sitios se hacen esfuerzos para no depender del exterior en cuestiones energéticas, como Argentina. Y en algunas comunidades, pagar más por los combustibles puede servir para tapar agujeros en otros ámbitos, como pasa en Cataluña con la Sanidad. Alimentar a nuestras máquinas cuesta tanto o más esfuerzo, pues, que alimentarnos a nosotros. A este paso, va a haber que admitir que el mundo se mueve con gasolina. 100 litros por rotar un día, unos cuantos millones por completar una traslación alrededor del Sol.