APUNTES DE BANQUILLO
Entre todos la mataron...
Por Roberto J. Madrigal
2 min
Deportes16-05-2004
Desde que la Unión Ciclista Internacional trasladó a septiembre la Vuelta a España, desde que las televisiones dejaron de transmitir la carrera, pero sobre todo desde que los escándalos de dopaje salpicaron a campeones como el fallecido Marco Pantani y el actual líder, Gilberto Simoni, cuando vestían de rosa, el Giro de Italia se ha convertido en el patito feo de las grandes vueltas… y muy posiblemente, también se haya quedado, en el afán competitivo de los corredores –excepción hecha, cómo no, de los italianos– un peldaño por debajo de las clásicas de la Copa del Mundo. La igualdad que mantenían antaño la Vuelta –que se corría en abril– y el Giro –que como ahora, se disputa en mayo–, en una sana rivalidad por atraer a los mejores ciclistas con vistas a la preparación del Tour de Francia, pues no en vano son dos pruebas de tres semanas, y reúnen muchas similitudes, ha dejado paso a que la Vuelta sea considerada por muchos corredores, si no como trampolín para que las figuras disputen la clasificación general, sí al menos para preparar el tradicional cierre de la temporada, el Mundial de fondo en carretera y contrarreloj. Para los equipos españoles, la falta de cobertura televisiva, que les impide hacer llegar a las casas los nombres y colores de sus patrocinadores, ha podido más que los intereses deportivos de disputar las victorias. Lejos están ya las dos victorias de Miguel Induráin en 1992 y 1993; ahora, con suerte, las aspiraciones radican en ganar alguna etapa… como ciclista de un equipo italiano, francés, suizo u holandés. Por ese motivo –aunque también por la implantación del patrocinador en Italia, que también influye, la decisión de competir del Saunier Duval tiene mérito. También lo tuvo el Kelme, pero la organización cortó al equipo por el escándalo de Javier Manzano. Entonces, ¿qué interés le queda a la carrera? En lo puramente deportivo, mucho: el Giro, en particular, tiene el aliciente romántico de que un periódico, La Gazzetta dello Sport, es el organizador. Un guiño a los comienzos de la profesión de las bicicletas, que tan lejos parecen quedar. Sin embargo, con un calendario entre las primeras clásicas de la Copa del Mundo y el Tour, quizá deba la UCI replantearse las fechas –con la dificultad de volver a cuadrar el calendario–. Con todo, parece más sencillo que alguna televisión, sobre todo ésas que presumen de tener todas las retransmisiones deportivas posibles –una falacia como un templo, cuando se confunde el servicio público con la lucha por captar la máxima audiencia–, se esfuercen por ofrecer la carrera en directo. Con todo el respeto para carreras de una semana, como la Vuelta a Asturias, que también son una excelente alternativa para preparar las grandes vueltas…
