El silencio cubre Madrid
Por Alfredo López Zamora2 min
Sociedad14-03-2004
El temor y el desorden se apoderó de la capital. La incertidumbre sobre los acontecimientos, las ambulancias recorriendo a toda velocidad las carreteras madrileñas, los helicópteros sobrevolando y vigilando la ciudad, el temor a los datos de última hora, un sinfín de elementos que produjeron un gran caos circulatorio en Madrid. Situación que se superó gracias a la colaboración ciudadana y a la unión de un pueblo que se vio manchado por el terrorismo.
Las autoridades recomendaron la calma a los ciudadanos frente a esta situación que desbordó el corazón de los madrileños. Una cifra escalofriante de muertos y heridos que hizo necesaria la colaboración voluntaria de los ciudadanos. Se requería urgentemente sangre para poder atender a todas las personas afectadas por el impacto. En menos de una hora los autobuses de donaciones se vieron colapsados por la gente que acudió a ofrecer su sangre para salvar la vida de sus vecinos. Con lágrimas en los ojos y conmocionados los trabajadores pidieron permiso a sus jefes, los estudiantes dejaron sus clases, las amas de casa abandonaron sus hogares, y todos con un único objetivo, acercarse a las unidades móviles que se encontraban repartidas por diversos puntos de la capital y ofrecer todo lo que tenían, su sangre. "Es nuestra respuesta contra estos atentados. Ahora tenemos que ser más solidarios que nunca", dice Lucía Cruz, ciudadana que se desplazó a donar sangre a Plaza de Castilla. La respuesta no sólo llegó de la capital. La tan preciada sangre llegó en helicópteros desde muy diversos puntos del país. Las ciudades se quedaron sin reservas para responder a la llamada de Madrid. Cataluña cuadriplicó las donaciones que realizan habitualmente en un día laboral. La consellera de Sanidad, Marina Geli, calificó la donación de "histórica" y aseguró que "por la mañana, sólo durante tres horas se recogió en los hospitales de Barcelona más sangre que en la campaña de donación que se celebró el año pasado en la capital catalana y que duró tres días". Se llegaron a recoger en Cataluña 1.380 litros de sangre, de los cuales 600 se obtuvieron desde los bancos de sangre y unidades móviles instaladas por el Instituto Catalán de la Salud. Canarias ofreció inmediatamente un stock de 200 concentrados de hematíes disponibles. Al finalizar el día el número de donaciones que se registraron fue de 367 donaciones lo que supone un 83,5 por ciento más de la media habitual. El servicio ferroviario quedó cortado a consecuencia de los atentados. Las calles y líneas de metro también fueron cortadas por ser afectadas por las explosiones. El tráfico desde la hora de las explosiones fue muy complicado, con atascos y retenciones en la mayoría de las grandes calles de Madrid. Pero una vez más se dio ejemplo de la solidaridad con los fallecidos y heridos. Filas enormes de coches retenidos en las que no se escuchaba una bocina, una palabra. Muchedumbre de personas en las calles con las miradas perdidas y con lágrimas en el corazón. Sólo se escucha el ruido de la lluvia al romper su camino contra el suelo olvidado. El silencio ha cubierto la agitada y ruidosa vida de la capital. Y es que Madrid está de luto.