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TERRORISMO

La psicología de la solidaridad

Por Mar GarcíaTiempo de lectura3 min
Sociedad13-03-2004

"¿Por qué?". Miles de familias elegidas al azar han quedado destrozadas tras los cobardes atentados terroristas del pasado jueves 11 de marzo. Muchas personas se salvaron porque el despertador sonó tarde y otras muchas cogían el fatídico tren por primera vez. Ahora, se trata de ayudar a aquellos que han vivido en primera persona la tragedia y pueden contarlo y a las familias de los fallecidos.

El movimiento solidario se extendía en Madrid desde primeras horas de la mañana, cuando aún no se conocía el verdadero alcance de los ataques terroristas. Bomberos, personal sanitario, policías y vecinos se unían en las calles para ayudar frente a un improvisado hospital situado en un polideportivo cercano a la estación de Atocha. Entre tanta confusión, tanto dolor y tanta ira, cientos de psicólogos se están encargando de ayudar a aceptar lo inaceptable. Detrás de cada víctima hay un drama y al lado de cada familia un psicólogo. El recinto ferial Juan Carlos I, en IFEMA, se convirtió en una gigantesca morgue en la que los cuerpos esperaban a ser identificados y reclamados por los familiares. Entre tranquilizantes y miradas perdidas, reflejo del cansancio y de una tristeza infinita, los cientos de psicólogos que se han acercado hasta el improvisado tanatorio, esperaban en las puertas para ofrecer ayuda y consuelo a todos los que llegasen. "Las muertes que causa el terrorismo tienen unas connotaciones políticas y sociales que hacen más difícil la recuperación de estas personas. Les duele la utilización política que se hace de su tragedia", afirma María Luisa Cabanas, directora del gabinete psicológico de la Asociación "Víctimas del Terrorismo". Con todo, lo más difícil está aún por llegar. Cuando todo vuelva a la normalidad, en casa seguirá faltando alguien que cogió el tren la mañana del 11 de marzo y no ha vuelto. Es en este punto es dónde empieza el verdadero problema. Es lo que se conoce, desde los años 80, como "síndrome de estrés postraumático", que surge tras haber pasado el trance de una situación extrema como es un atentado terrorista. Las consecuencias más comunes van desde un fuerte sentimiento de miedo, confusión o desorientación hasta problemas de carácter físico como taquicardias o vómitos. Para ayudar a quienes lo necesiten, la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, ofrece en su página web una guía de autoayuda que describe la pauta de conducta que debe seguir la víctima para superar el trauma y aconseja: "aceptar sentirse mal, no buscar explicaciones lógicas a lo ocurrido, hablar de lo sucedido, ponerse pequeñas metas o volver a la rutina cotidiana", todo ésto teniendo siempre en cuenta, que es importante buscar apoyo en los demás. La guía ofrece una serie de técnicas de autoayuda para controlar el malestar, entre ellas contar la experiencia, pero hacerlo en primera persona, en presente, describiendo todo lo que la víctima vio, sintió, oyó y pensó. Y hacerlo sabiendo que "no se trata de dejar de sentir, sino de que los sentimientos puedan ser soportables". La tragedia se hace aún más negra si cabe en los pequeños que han perdido a un ser querido o que han sobrevivido a los ataques. El Colegio "Ciudad de Valencia", del barrio de Santa Eugenia, se enfrenta estos días a la tragedia de doce alumnos que se han quedado huérfanos de padre, madre o de ambos. Con 1.000 alumnos, es el colegio más grande de Europa y ahora se queda pequeño para acoger tanto dolor. Su director, Modesto Pardo, declaraba que "el colegio prestará ayuda a los afectados". Se trata de hacer ver a los niños que se comprenden sus sentimientos y que no corren peligro creando un entorno de seguridad.

Fotografía de Mar García