ANÁLISIS DE LA SEMANA
Cuerda para rato
Por Almudena Hernández2 min
Sociedad14-03-2004
Estaba acostado en la cama de un hospital, con la piel reseca. En su tripa, las cicatrices confundían el ombligo y la piel estaba amoratada. Se le notaba débil en su lucha constante con el ¿sexto? cáncer, pero tenía alegría y tranquilidad en la mirada, paz en las palabras, música en el corazón. No dejaba de bromear y de recordar cosas bonitas mientras decía que le quedaba cuerda para rato. En la mesilla, tres libros, como esos que prestaba a los estudiantes. Le queda cuerda para rato. Dos días después explotaron las bombas y Madrid se paró. España también, pero no merece la pena detenerse en remover el dolor, humedecer de nuevo las lágrimas y abrir las heridas. Hay que seguir adelante, lo demás no es una salida digna. La vida es bella. Sí, lo es, aunque algunos días amanezcan grises. O negros. Él lo sabe, porque por suerte continúa en su lucha diaria, con unos versos de San Juan de la Cruz en la cabezera de la cama. Le queda cuerda para rato. Han muerto 200 personas en un antentado sin precedentes en España. Sí, pero la vida sigue. Cada fin de semana continúan muriendo en las carreteras decenas de personas. En los hospitales hay muchos otros pacientes anónimos: el que cayó del andamio, la que tuvo problemas en el parto, el que necesita un corazón, el que tiene que ser intervenido para caminar, para ver, para oír... Y quizás muchos hayan muerto por ello. Y en las calles hay otras víctimas: las del maltrato, la discriminación, el racismo, el clasismo, la pobreza... Y seguramente muchas hayan muerto por ello. Todas ellas juntas son muchas, demasiadas. Y por ellas hay que seguir luchando. Sobre todo si alguno, desde la cama de un hospital, ha decidido que a pesar de los pesares, si Dios quiere, le queda cuerda para rato. Aunque este año no pueda peregrinar a Santiago y observar la arena limpia de las playas gallegas.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo