ANÁLISIS DE LA SEMANA
Luz al fondo del túnel
Por Gema Diego2 min
Economía31-01-2004
Ya han pasado dos Navidades desde que Argentina empezó a soñar su pesadilla de corralitos, algaradas, destituciones y estrangulamiento económico. Eran los tiempos en que cinco presidentes podían sucederse en un mes, en que cualquier argentino no podía comer, no por falta de dinero, sino porque no podía disponer de sus ahorros. Era una época oscura, en la que los amigos que otrora llevaron a Argentina atada al destino del dólar daban la espalda al país y le acusaban de no cumplir sus promesas. Y cómo cumplirlas cuando la mitad de la población se muere de hambre, cuando la corrupción salpica todo el politiqueo provinciano y bonaerense, cuando las empresas extranjeras se quejan porque no sacan todos los beneficios que esperaban –aunque sigan obteniéndolos, pero se quejan-, cuando la suspensión de pagos es una amenaza constante que se empeña en manifestarse por el rabillo del ojo. A Argentina le ha costado tiempo, unas elecciones de por medio, y mucha constancia, despertarse de esta pegajosa pesadilla. Durante los dos últimos años, los amigos internacionales la han vigilado estrechamente para que no se moviera, para que no osara gastarse un céntimo de su dinero en nada que no beneficiara al sistema económico liberal. Dándole unos centímetros de cuerda más cuando Argentina estaba a punto de ahogarse. Ahora, Argentina ya puede reclamar su premio: ha hecho los deberes, se ha estabilizado, vuelve a ser un buen lugar para el aterrizaje de empresas extranjeras, y la luz ya se vislumbra a través del túnel. Es la luz de la mañana que se cuela entre las rendijas de las persianas andinas. Es la luz del sol austral que va a sacar a Argentina de su peor pesadilla.