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SIN ESPINAS

Horas contadas

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura3 min
Opinión01-02-2004

Zapatero tiene las horas contadas como “líder” socialista. A mí siempre me ha caído bastante bien. Parece un tipo sincero con buenas intenciones y tiene si cabe, una dosis de idealismo poco común en los políticos de su condición y de su responsabilidad. También ha querido dotar de elegancia, buenas maneras y falta de acritud a la defensa de sus posiciones políticas. Y a fe que lo ha conseguido. Zapatero ha desterrado el insulto que tanto practicaron sus predecesores Felipe González y Alfonso Guerra. Sin embargo, no lo ha sustituido por argumentos sino por vacilaciones. Zapatero es el típico hombre posmoderno preocupado por la imagen, por el que dirán y en definitiva, por la forma. Por eso, ha olvidado siempre el fondo en sus contiendas políticas y por eso, las ha perdido casi todas. Como el socialista no quiere entender que la forma siempre tiene que estar al servicio del fondo y nunca al revés, se ha encastillado en la defensa de ideas tan absurdas cómo que es más importante el diálogo que el contenido sobre lo que se puede dialogar y sobre con quien se puede. Defender que hay que convencer con palabras a un ladrón que te quiere robar la cartera es tan ridículo como ver cómo te la roba mientras te cuenta su plan para robártela. Y con lo de Rovira no digamos. Para Zapatero es más importante cómo se ha sabido de la reunión del independentista con los etarras que la gravedad de la reunión en sí. En política triunfa el que tiene las ideas muy claras; lástima que la mayoría de los políticos tengan mucho más claro servirse que servir. De lo contrario, la incoherencia en el discurso político llega sin remedio, y por ende, la perdida de credibilidad. Eso es lo que le ha pasado a Zapatero, que simplemente es un incapaz. No dan la talla ni él ni las personas de las que se ha rodeado. Decía el Maestro Ortega que “cuando se tiene el corazón lleno de un alto empeño, se acaba siempre por buscar los hombres más capaces para ejecutarlo”. Caldera, Blanco, Pajín, Chacón y compañía no parecen ser los más capaces. En Ferraz dan por muerto a “bambi”después de las elecciones. Ibarra, Bono y Chaves le está haciendo la cama en privado y sobre todo en público. Explica Zapatero la postura oficial del partido sobre una cuestión nacional e inmediatamente los periodistas van a ver cual es la posición de los barones regionalistas. Casi siempre diversa. Juan Luis Cebrian, consejero del grupo Prisa, le critica en público y asegura que su manera de llevar el escándalo catalán ha sido ambigua y confusa, por lo que tendrá lógicas consecuencias electorales. Alfonso Guerra le tacha de ingenuo por su propuesta de no pactar para gobernar si no obtiene mayoría de votos en las generales. Un ex secretario de Estado de Seguridad en la época socialista, Rafael Vera dice que no es posible sostener su teoría de que el CNI se quedara cruzado de brazos de haber sabido de la reunión de Rovira y ETA. En fin, a lo que vamos. Márchese, señor Zapatero, que este país necesita una oposición fuerte.

Fotografía de Javier de la Rosa