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ANÁLISIS DE LA SEMANA

La vida sigue igual

Fotografía

Por Amalia CasadoTiempo de lectura2 min
España19-10-2003

El presidente se retirará definitivamente de la política, dice, para ser abuelo, para dedicarse a otros menesteres. Y hasta el final, José María Aznar va a ser coherente con aquella promesa de hacer una política diferente con la que llegó al Gobierno de España. Su decisión de retirarse absolutamente no deslegitima al político de profesión, con vocación permanente, que nace y muere dedicándose a la cosa pública, pero abre la puerta testimonialmente a una forma de ejercerla distinta: durante un período de la vida, apartándose después, sin más ambición que la de poner las capacidades de uno al servicio del bien común y de un proyecto que puede continuar sin uno. El presente y futuro del PP no quedan hipotecados con la marcha de José María Aznar: más bien al contrario, una vez que ha sido bien cimentado el proyecto popular, puede ponerse en manos de una nueva cabeza que lo continúe. Como dice la canción “las obras quedan, las gentes se van, otros que llegan las continuarán, la vida sigue igual”. No es distinto de la dinámica en una familia: los padres enseñan a sus hijos a preparar bien el equipaje con el que recorrerán el camino de sus vidas para que puedan un día echar a andar solos, con todo el dolor de los progenitores y la ilusión, y también desgarramiento interior, de los hijos. Hay momentos en los que uno cree en la inteligencia colectiva, y en que la regla democrática de la mayoría se pone al servicio de esa inteligencia, en una especie de lógica natural de lo social y grupal que de manera misteriosa lleva a la elección de lo mejor entre lo posible. Por eso, muchos creen en la victoria del Partido Popular en las próximas elecciones en la Comunidad de Madrid. El Partido Socialista lleva prometiendo, desde la llegada de Zapatero a un partido que está hecho trizas, una nueva forma de hacer política que aún no ha demostrado a los ciudadanos que es capaz de poner en marcha, y, lo que es más preocupante, que no tiene siquiera diseñada. Las medidas con tufillo populista y casi subdesarrolladas que prometen gratuidad de los servicios de transporte público vienen a corroborar que se sigue actuando con la máxima del sálvese quien pueda y el ganemos, aun a costa de seguir hipotecando el futuro del país. Lamentablemente, la vida sigue igual también en lo que debería cambiar, y el PSOE se van hundiendo, poco a poco, en perjuicio de la salud de una democracia que se queda sin contrapesos al poder.

Fotografía de Amalia Casado

Amalia Casado

Licenciada en CC. Políticas y Periodismo

Máster en Filosofía y Humanidades

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