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APUNTES DE BANQUILLO

Amaños… y garantías

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes18-10-2003

Afirma un viejo refrán que cuando el río suena, agua lleva. Habría que añadir, más bien, que suena de distinta manera si el agua está contaminada. Algunos periódicos británicos han saltado la liebre en una cuestión que afecta principalmente a una tradición del país anglosajón, las apuestas: se han denunciado amaños en el resultado de partidos de tenis, para favorecer –en última instancia– a varios jugadores presumiblemente corruptos, a costa de engordar, cómo no, su cuenta corriente. No es suficiente, al parecer, con el aumento paulatino del montante que destinan a premios los diferentes torneos. El problema de esta acusación es que no se ha concretado, sino que se han puesto varios ejemplos de partidos sospechosos de estar amañados. Pero es muy difícil demostrarlo: ¿habrá que pensar que la mala temporada de Álex Corretja, por ejemplo, tiene que ver con que se haya forrado apostando contra sí mismo? Claro que no: en su caso sería de locos tirar por la borda muchos años de carrera, pues el barcelonés ha jugado siempre con entrega y caballerosidad. Me parece que este tipo de alarmas hay que entenderlas no tanto en un sentido estricto, cuanto –más bien– como un toque de atención para no creer que el circuito está limpio de polvo y paja. Debería quedar claro que la misión de un periódico es denunciar los trapos sucios, sacarlos a la luz, ponerlos en conocimiento de las autoridades correspondientes. Hay, sin embargo, una corriente de actuación –de cierto peso en la cultura anglosajona, también en España– que se atribuye, además, ciertas prerrogativas a la hora de incriminar posibles delitos. El riesgo es caer en la alarma fácil, cuando no en la falsa acusación, y provocar estados de sospecha, como el que sucedió en su día con el dopaje en el ciclismo. Aunque son casos muy distintos, la prudencia debe ser similar: no se debe olvidar la vigencia de la presunción de inocencia de las personas. Ahora bien, las instituciones pertinentes –véase la ATP– deben cuidar de que la promoción y la mejora de su deporte, cada vez más profesional, no incurra en vicios de forma y fondo. Es más, las propias estructuras deben ponerse a la altura del profesionalismo dominante. Después, habrá que comprobar qué tienen de cierto las acusaciones de amaño en las apuestas: las querellas contra los periodistas son una manera de salvaguardar el propio prestigio, pero no la solución. Aunque tampoco se trate de estar a la defensiva, el que no tiene nada que ocultar no tiene problema en demostrar su inocencia. Eso sí, sujeto siempre a un procedimiento legal, en el que cualquier irregularidad sea sancionada, también las que resulten difamatorias. La limpieza en el deporte no basta con proclamarla, hay que garantizarla y mantenerla.

Fotografía de Roberto J. Madrigal