ANÁLISIS DE ESPAÑA
El camino que lleva a Belén
Por Alejandro Requeijo
3 min
España23-12-2007
“Me desborda la alegría como una copa rebosante. Soy libre, tengo mi destino en mis manos. Voy contra los soldados de Herodes y Dios viene a mi lado”. Por extraño que parezca, fue Jean-Paul Sartre, padre del existencialismo europeo y azote indiscutible de la iglesia quien escribió estas palabras en una obra de teatro casi secreta llamada Barioná, el hijo del trueno. Efectivamente, trata sobre el nacimiento de Cristo que se conmemora en estas fechas. El maestro francés nunca se sintió especialmente orgulloso de esta creación. Siempre se defendió argumentando que la escribió en unas condiciones muy especiales. En concreto fue en 1940, después de haber sido capturado por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. La intención era alegrar la Navidad a sus compañeros –creyentes y no creyentes- del campo de concentración en el que se encontraban. Barioná es el líder de una pequeña localidad cercana a Belén. Este personaje, hastiado de los romanos, pierde la esperanza por la vida e invita a sus conciudadanos a una especie de suicidio colectivo para evitar que el Imperio se siga beneficiando de ellos. No obstante, tal y como indica la cita inicial, el protagonista termina recuperando la ilusión. Lo hace influenciado por los tres Reyes Magos, concretamente por Baltasar, quien -de camino a Belén para adorar a Cristo- le convence de que aun hay razones para seguir creyendo. Como en la pequeña aldea de Bethsur que retrató Sastre, en la sociedad española hay un gran número de electores que, hastiados también, han perdido la ilusión por seguir participando. Hartos después de una legislatura en la que rojos y azules han desprestigiado órganos e instituciones con entusiasmo. Cuando el Congreso de los Diputados cada día está más lejos de los ciudadanos. Donde las víctimas del terrorismo ya no son un referente como antes. Donde surgen iniciativas como el Estatuto catalán sin que nadie lo reclame y donde, al final, toda la partida parece condicionada a que ETA ponga o no una bomba en una fecha clave para decantar unas elecciones cada vez más próximas. Ahora, los españoles que aun creen se debaten principalmente entre dos opciones: Zapatero o Rajoy. Al segundo lo de la falta de ilusión convertida en una posible abstención le importa menos porque sus pastores siempre le son fieles. El día 9 de marzo todos irán puntuales a adorarle al portal del Belén de la calle Génova previo paso por la urna. Por eso Zapatero lucha desesperadamente contra una posible baja participación que históricamente le ha sido adversa a los socialistas. Y en esa tarea de convencer a los españoles de que aun hay razones para seguir creyendo ha acudido en su ayuda otro mago llamado Baltasar. Éste no va en camello pero sus acciones demuestran que la justicia también ha entrado en el juego político. Desde el Tribunal Constucional con unos a la Fiscalía con otros pasando por algunos jueces concretos. Este Baltasar que se apellida Garzón –capaz de convertir a hombres de paz en terroristas por arte de magia- va formando trío con Cándido-Conde Pumpido y el ministro Bermejo. Los tres caminan con prisa en dirección a Belén para llevarle el regalo al niño. No portan ni oro ni incienso ni mirra, sino la ilegalización de ANV. Un golpe de efecto que podría ser suficiente para evitar el suicidio zapateril. El camino es lento porque, según dicen, hacen falta más pruebas. De manera que la pregunta de los tres Reyes Magos es la misma que hace 2008 años en Belén ¿Llegarán a tiempo?.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio