ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Cuna de Dios
Por Almudena Hernández
1 min
Sociedad23-12-2007
Muchas personas se ponen tristes cuando llegan estas fechas. Para algunos, la Navidad significa regañar con la familia, emborracharse, aguantar impertinencias, fundir la tarjeta de crédito en regalos accesorios, hablar de “magia” y “espíritu”... Pero todavía hay personas que luchan por recordar el verdadero significado de la Navidad. Navidad es nacer, hacerse niño, recuperar la ilusión, tener esperanza, buscar en nuestro corazón todas esas cosas buenas que somos capaces de dar a cambio de nada, en definitiva, Navidad es sentirnos en paz. Uno de los villancicos más entrañables con los que me brindó la infancia nos invita, precisamente, a buscar ese motivo por el que el homenajeado en estas fechas decidió dar una oportunidad al hombre: el amor. El villancico tiene una melodía dulce, nostálgica, incluso tristona, y su letra, aparentemente, es simple: “En un portal, hoy en Belén, al mismo Dios verás nacer. Hoy en Belén, en un portal, al mismo Dios verás llorar”. En otra estrofa, la melodía acompaña a otras palabras, no menos conmovedora: “Cualquier rincón de amor es cuna de Dios, cualquier gemir del mal es un llorar. Donde hay amor y bien renace Belén. Donde hay dolor y mal, llorando está”. La palabra Navidad significa nacimiento. Y muchos, por desgracia, no podrán celebrarlo: bien porque no les dejaron cumplir nueve meses en el seno materno o porque a pesar de haber sido paridos, por sí solos se fueron aniquilando hasta renegar de lo que verdaderamente son: criaturas. Que esta Nochebuena llegue a todos los rincones del mundo el verdadero mensaje de lo que se celebra, un hecho que para empezar hizo cambiar el calendario de la historia. Lo que celebramos los cristianos vale para todo el mundo: el amor, la caridad, nos completa como seres humanos.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo