DEFENSA
Las misiones militares en el extranjero abren un nuevo frente de oposición
Por Enrique García García3 min
España09-09-2006
El envío de tropas al exterior se ha convertido en una apuesta muy seria para los gobiernos españoles. Las misiones de paz que los ocupan hoy en día no están exentas de riesgos ni de enfrentamiento político.
Los riesgos directos, procedentes de ataques intencionados, siempre están presentes, aunque, hasta ahora, la mayor parte de las bajas sufridas por el Ejército español en dichas misiones han venido siendo producidas por accidentes de diverso tipo. Pero ni siquiera en estos casos el Gobierno de turno puede considerarse a salvo de las iras de la opinión pública y la oposición, que buscan responsabilidades para estos accidentes en los responsables políticos del material con el que trabaja la tropa. Un ejemplo claro fue el caso del helicóptero Cougar del Ejército que se estrelló en Afganistán con varios soldados a bordo: a día de hoy, los políticos siguen divididos en torno a las causas del siniestro. Desde el Ejecutivo defienden la hipótesis del fallo mecánico, o un error del piloto. Desde el Partido Popular insisten en investigar el suceso ya que no descartan la posibilidad de un ataque desde el suelo. También similares circunstancias –aunque con los papeles invertidos- tuvieron lugar cuando 62 militares fallecieron en Turquía al estrellarse el viejo avión ruso Yakolev 42 en el que volvían de Afganistán. Aquel asunto, unido a errores al parecer serios en la identificación de los cadáveres, fue una de las puntillas para el Gobierno del Partido Popular de entonces, que ya estaba muy tocado en un sector de la población debido a su apoyo político a la invasión de Iraq y al envío posterior de tropas de pacificación, lo que se vio como un apoyo militar a la ocupación, más que como una operación de paz. El último capítulo de las Fuerzas Armadas en las misiones exteriores se escribe estos días a caballo entre Madrid y Líbano. Tras obtener la autorización del Congreso de los Diputados, los primeros militares de un contingente de hasta 1.100 efectivos se han instalado en el país. La mayoría de los grupos políticos ha dado su apoyo al despliegue, que cuenta, en principio, con los requisitos legales de Naciones Unidas. Sin embargo el PP, aunque ha aprobado el envío, ha manifestado que vigilará estrechamente la situación y que hará una oposición “crítica” al respecto. Ejemplo de este espíritu es el revuelo que levantó el reciente envió de varios oficiales a la zona con el objeto de estudiar la situación del área de operaciones y buscar un acomodo adecuado para la numerosa fuerza española. Como se hizo antes de que el parlamento aprobase el envío de los 1.100 hombres del Ejército, el despliegue de los 27 integrantes de esta expedición logística fue llamado entonces desde la oposición “despliegue de tropas no autorizado por el Congreso”. Basándose en los informes de este grupo de oficiales y en sus primeras impresiones sobre el terreno, el jefe del destacamento, Coronel Cabezas, se mostró tranquilizador ante los medios, habida cuenta de que no sólo los grupos armados de la zona no parecen tener intención de atacar a las fuerzas de la ONU, sino que incluso sectores del Ejército libanés y de Hizbolá han venido manifestando en lo últimos tiempos que verían con buenos ojos el despliegue de las fuerzas españolas. No obstante, Cabezas señala que su contingente permanecerá preparado para afrontar cualquier circunstancia, dado que "ese es su trabajo como militares".