LA RÉPLICA
Contrapunto para la euforia
Por Roberto J. Madrigal3 min
Deportes07-11-2004
Soñar es lícito y cambiar los cromos, demasiado sencillo: Deco en el lugar de la genialidad sutil de Michael Laudrup, al impetuoso y veloz Samuel Eto’o como un nuevo Hristo Stoitchkov, a Ronaldinho Gaucho con la samba del cazagoles Romario, a Xavi Hernández con la misma visión de juego que Pep Guardiola… menos mal que aún no han comparado a Frank Rijkaard con Johan Cruyff. ¡Pero también era holandés Louis van Gaal!, el último en ganar títulos con el Barcelona, allá por 1999, aunque a muchos le pese. Dejémoslo claro: mientras el Barça no vuelva a ganar la Liga de Campeones nadie, por ambicioso que sea, podrá estar a la altura del equipo de ensueño que entró en la leyenda en Wembley… y se terminó en Atenas dos años más tarde. Las comparaciones terminan ahí, deben hacerlo. De otro modo, ¿qué habría cambiado desde que el Flaco fue despedido, en 1996? Para bien o para mal, en el mundo del fútbol los títulos y las victorias son la medida de todas las cosas. Al menos, así sucede en los equipos grandes, como el Barcelona, llamados a ganar poco menos que por obligación. El gran arranque de temporada del equipo culé, como no podía ser de otro modo, ha suscitado la euforia en Can Barça. Pero el sentido común y la experiencia hacen ser prudentes: la temporada es muy larga y el momento de hacer las valoraciones llega en junio. En 1997, con Bobby Robson y el mejor Ronaldo, sólo ganó el Barça una Recopa que supo a poco: el técnico inglés y el delantero brasileño dejaron el equipo al término de aquella temporada. Los aficionados y comentaristas –sobre todo los más acérrimos, que no son pocos y crean un estado de opinión en ocasiones irreal, cuando no mezclado con la política– siguen juzgando, a menudo, el momento actual con parámetros desfasados. Con el Dream Team, el Barça fue el mejor club del mundo. Ahora, su aspiración es volver a serlo. Pero mucho me temo que si al final de temporada los títulos siguen sin aparecer, nadie reconozca que se han vendido ilusiones y aparezcan las dudas. Por lo pronto, ha perdido ya la vitola de invicto e invencible. Para empezar un ciclo de títulos, aún hay que esperar. ¿Habrá paciencia? Hace un año, Joan Laporta le dio bombo al Camino a Göteborg, luego frustrado. Por lo pronto, a pesar de que las graves lesiones de Thiago Motta, el canterano Gabri y el brasileño Edmilson no han desequilibrado la vocación ofensiva de los azulgranas, la Copa ya se les ha quedado fuera del alcance. Hay que tener cuidado con pensar que este Barça es intocable: con una plantilla corta, casi sin relevos posibles en la defensa, en cualquier momento puede llegarle una pájara. Y aunque no le suceda como al Valencia y al Dépor –en menor medida al Real Madrid–, que dan síntomas evidentes de haber terminado un ciclo brillante, habrá que esperar que nadie ponga excusas. Es un vicio demasiado corriente en esto del fútbol.