Primero fue Julio A. Parrado; tan sólo dos días después, José Couso. El enviado especial de El Mundo murió alejado del campo de batalla; el cámara de Telecinco, en el hotel en el que se alojaba, bombardeado por las tropas anglo-americanas.
Tras la muerte en Iraq de los dos informadores españoles, el ministro de Defensa, Federico Trillo, ha recomendado a todos los medios que tienen en este país enviados especiales que les pidan que vuelvan. Varios periodistas ya han tomado la decisión de regresar a España.
Las cadenas de radio y de televisión, a excepción de la COPE y de TVE, ganan audiencia debido al seguimiento por parte de sus receptores del conflicto iraquí. Los diarios nacionales crecen un 5 por ciento, mientras que los gratuitos suben en un 24 por ciento.
Informadores iberoamericanos recibieron el galardón que condecen las agencias EFE y AECI de la mano del alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano. En el acto de entrega, el recuerdo a los compañeros fallecidos en Iraq y a los corresponsales de guerra fue permanente.