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El matrimonio que logró la unidad

Por Cristina Iglesias DíazTiempo de lectura2 min
España09-09-2004

Se ha desatado una grave crisis interna en el PSOE. El motivo ha sido el enfrentamiento entre varios de sus integrantes a causa de los nacionalismos. Los presidentes de Andalucía y Cataluña defendían su independencia de España, mientras el presidente de Extremadura abogaba por la unidad del territorio nacional.

Fue en el año 1479 cuando, mediante el Tratado de Alcaçovas, Isabel de Castilla se convertía en Isabel la Católica y recibía el trono de Castilla. Diez años antes había contraído matrimonio con Fernando de Aragón. Se unificaban de esta manera los dos reinos más importantes de España: Castilla- León y Aragón- Cataluña. Se acallaban en cierto modo los enfrentamientos que hasta entonces habían protagonizado Castilla y Cataluña. Pero las ansias independentistas de Cataluña siempre han estado muy presentes en la Historia de España y han servido de ejemplo a otras Comunidades que también reclaman su independencia. Tanto es así, que ya en el siglo XX los nacionalismos lograron que se reconociera el derecho de las Comunidades que conformaban el mapa de España a proclamarse como autonomías. Desde la instauración de la II República en España en 1931, los nacionalismos han exigido constante y encarecidamente su independencia del Estado Central. En el artículo primero de la Constitución de 1931 se apoyaba y defendía que la República constituía "un Estado integral, compatible con la autonomía de los municipios y las regiones". En la Constitución de la República se recogía también el derecho de cada autonomía mancomunada a tener una lengua propia y a ser independientes del Estado en materias de su competencia, así como para elegir sus ayuntamientos. Y es que lo ocurrido esta semana en el seno del PSOE no es un hecho aislado, ya que al repasar el pasado histórico se observa que España se encuentra y se ha encontrado en la mayoría de las ocasiones en una difícil tesitura. Su unidad como Estado se ve amenazada por las voces nacionalistas, que día a día suenan más alto. Y más aún cuando los miembros de un mismo partido político se enfrentan entre sí por sus diferentes maneras de entender el concepto de nacionalismo y, por lo tanto, por sus diferentes formas de querer la independencia de las Comunidades Autónomas en las que gobiernan. La situación se agrava cuando se añade el debate acerca de qué Comunidades han de ser consideradas como históricas para recibir, de esta manera, algunos derechos y privilegios de cara a aquéllas que no lo son. El problema surge cuando se lleva a un límite exagerado la idea del nacionalismo. Toma entonces tintes enfermizos, que llevan incluso a matar por lograr la independencia de una Comunidad, como ocurre en España con la banda terrorista ETA.