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EUROCOPA 2004

Figo, una estrella sin premio

Por La Semana.esTiempo de lectura2 min
Deportes04-07-2004

En su actuación con la selección portuguesa, Luis Figo no sólo ha asumido el liderazgo del equipo tanto dentro como fuera del campo, sino que ha contagiado con entusiasmo a sus compañeros y a los aficionados. Era la principal baza de Portugal para tocar el cielo, pero Grecia se volvió a cruzar en su camino.

El capitán portugués ha vuelto a dejar lo mejor de su repertorio con la elástica roja y verde. Su último gran reto –el de toda una generación, los jugadores que ganaron el Mundial juvenil de 1991– era proclamarse campeón con la selección de su país, y por fin se ha podido hacer con un hueco en el olimpo de los mejores. Figo se ha convertido en la sensación de torneo por méritos propios, pero también por la renuencia de las otras grandes estrellas, eliminadas antes de tiempo y con un pobre bagaje a sus espaldas, casos de Raúl con España, Zinedine Zidane y Thierry Henry con Francia, Francesco Totti con Italia y David Beckham con Inglaterra Precisamente, el británico adujo que la preparación física del Real Madrid tuvo la culpa de su mal papel en el Europeo. Sin embargo, Figo –compañero de equipo– ha llegado en un momento de forma extraordinario, para el que se ha ido preparando durante toda la temporada. Así, su velocidad y regate están siendo un arma decisiva para Portugal, donde además no se limita a jugar en las bandas, sino que se mueve con libertad por todo el campo, para aumentar su presencia y participación en las jugadas ofensivas. El dinamismo y creatividad del diez portugués han supuesto un contrapunto de espectáculo a una Eurocopa presidida en buena medida por la disciplina y el orden táctico, aunque Figo también se ha destacado por su entrega y capacidad de sacrificio. Pero la concentración portuguesa no ha sido fácil, pues Figo ha estado salpicado por distintos rumores. Primero saltó a la palestra su mala relación con el nacionalizado brasileño Deco, pero tras la derrota en el partido inaugural, quedó claro que ambos debían jugar juntos. Luego, a resultas de su malestar tras ser sustituido en el partido de cuartos de final –no celebró la victoria con sus compañeros, sino que se marchó al vestuario–, contra Inglaterra, se dijo que la relación con el seleccionador no era buena. Pero Figo es un estandarte para su país, el líder de una generación de futbolistas –junto con Rui Costa y Fernando Couto, ya sin otros como Vítor Baía, que se quedó fuera del equipo pese a ganar la Liga de Campeones con el Oporto– empeñada en no retirase sin ganar un título con su selección. Finalmente, Figo no podrá retirarse sin ganar un título con Portugal; deberá conformarse con haber llevado a la selecção a su primera final… y junto a Eusebio, el héroe del Mundial de 1966, engrosar la lista de leyendas lusas que se han quedado a las puertas de la gloria.