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EUROCOPA 2004

El premio a la fuerza del grupo

Por La Semana.esTiempo de lectura2 min
Deportes04-07-2004

Un equipo fuerte y unas enormes dosis de determinación llevaron a Grecia a Portugal. El conocimiento táctico del alemán Otto Rehhagel también ha sido vital. El presente es un hecho, pero los rumores que apuntan al interés de la Federación alemana para que el veterano Rehhagel regrese a su país y lidere el camino hacia el Mundial de 2006 los sitúa en un reto para el futuro.

Cuando viajó a Zaragoza repleta de lesionados para afrontar el partido contra España de la fase de clasificación, parecía irremediable que tuvieran que pelear con Ucrania por el pase a la repesca, ya que habían perdido sus dos primeros partidos de clasificación. Pero después, Grecia cosechó una trayectoria imponente, sin conceder ni un solo gol en casi un año: un logro meritorio, en vista de los recursos de ataque de España y Ucrania, que disputaron la repesca y se quedaron fuera, respectivamente. La experiencia en la Liga de Campeones de Antonios Nikopolidis, el guardián de la portería, ha sido de gran utilidad. Por delante de él, Rehhagel comenzó alineando una defensa de cuatro hombres, Giourkas Seitaridis, Stylianos Venetidis, Niklos Dabizas y Traianos Dellas. Sin embargo, optó luego por un sistema más defensivo, con cinco defensas y un solo delantero, aunque capaz de variar a un 3-4-3 en situaciones de ataque. En este sistema, Dellas –el héroe de la semifinal contra la República Checa– era el líbero, con Seitaridis y Venetidis –o bien Panagiotis Fyssas– junto a él como marcadores. Los medios centros, Theodoros Zagorakis o Angelos Basinas, generalmente apoyan a la zaga desde una posición retrasada, con un buen trabajo de presión, que puso muchas dificultades al dominio de posesión y territorial del equipo español. Stylianos Giannakopoulos juega como extremo derecho, con capacidad para apoyar al único delantero, y Vassilios Lakis lo hace por la izquierda. En la zona de ataque, Themistoklis Nikolaidis y Angelos Charisteas han conseguido goles cruciales en la campaña de clasificación. Luego, el rojiblanco Nikolaidis salió de la alineación titular y dejó su hueco a Zisis Vryzas o a Charisteas como únicos delanteros. Con todos estos cambios Rehhagel ha querido que sus jugadores mostraran su versatilidad táctica y posicional, aunque en ningún caso ha permitido que se relajaran en su entrega. Para Grecia, que nunca había ganado ni un partido en una fase final de un gran torneo –después de disputar en el Mundial de 1994 y la Eurocopa de 1980–, el objetivo ha sido demostrar que son capaces de plasmar su buen estado de forma en el mejor de los escenarios. La fama de los clubes griegos en Europa, invencibles en casa pero vulnerables fuera, ha sido superada por la selección nacional, que ha demostrado poder ganar incluso en España. La capacidad de mantener su solidez lejos de la confortable Atenas –y sobre todo, aprovechar los puntos débiles y los errores de sus rivales– ha sido la prueba de fuego para demostrar su verdadero potencial, aunque su juego ni mucho menos sea vistoso.