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UNIÓN EUROPEA

La Constitución podría quedar aprobada el 17 de junio

Por Salva Martínez MásTiempo de lectura2 min
Internacional30-05-2004

Ya está claro quiénes van a decidir el futuro de la Constitución Europea. Serán los miembros del Consejo Europeo. Es decir, los jefes de Estado y de Gobierno de los veinticinco países miembros de la UE tendrán en su mano la creación definitiva de la Constitución.

Los veinticinco ministros de Exteriores de los países miembros de la UE no se pusieron de acuerdo el pasado lunes cuando hablaron de la Constitución Europea. De su reunión preparatoria para el Consejo europeo de los días 17 y 18 de Junio, quedó claro que, en materia constitucional, los jefes de Estado y de Gobierno van a ser quienes tengan la última palabra. Esta forma de decidir sobre lo que se presume toda una Constitución constituye “una regresión histórica considerable”. Quien habla es Paul Allies, un profesor universitario y vicepresidente de la Convención por la sexta República francesa. Las razón que da pie a la opinión de este politólogo es el hecho de que el Parlamento europeo no será el origen de la futura Constitució europea. El mismo presidente del Parlamento europeo, Pat Cox, restó importancia a este hecho, argumentando la necesidad de que el texto sea aprobado cuanto antes. “Sufrimos una ausencia de Europa en materia de politica extérior y de defensa. Es por esto que tenemos necesidad del tratado constitucional”-según explicó el mismo Pat Cox la semana pasada. Así pues, los miembros del Consejo Europeo se tendrán que poner de acuerdo para satisfacer la necesidad que sañala Pat Cox. Dos cuestiones esenciales se presentan como principales enemigas del consenso entre los venticinco miembros de la UE a la hora de aprobar la Constitución europea. Una de ellas hace referencia al procedimiento a la hora de aprobar una decisión en el seno de las instituciones de la UE. La otra tiene un carácter más cultural, pues se trata de decidir si mencionar o no en el texto constitucional al cristianismo. En torno a este tema se han constituido dos grupos de países. Aquellos quienes quieren que consten “los valores cristianos” en el preámbulo del texto constitucional y aquellos que prefieren que la Unión Europea no sea ningún “club judeo-cristiano”. A día de hoy, y probablemente hasta el 17 de junio, el proyecto Constitución se refiere en su preámbulo a “las herencias culturales, religiosas, y humanistas” de Europa. Sin duda, esta neutralidad encuentra el punto medio entre ambas posturas.