FÚTBOL
El fruto de un trabajo metódico
Por La Semana.es2 min
Deportes09-05-2004
Rafa Benítez no tiene el glamour, pero sí la suficiente obsesión por el fútbol como para estudiar a fondo a sus rivales y rotar a sus futbolistas, sobre todo al final. Los resultados avalan su trabajo metódico, sobre todo sin disponer de un verdadero nueve, lo que provocó sus más y sus menos con el director técnico del Valencia, Jesús García Pitarch.
Benítez tiene claro que las rotaciones son una necesidad para mantener un nivel físico óptimo durante toda la temporada. Valora a los futbolistas, pero no duda a la hora de relegar al banquillo a una de las teóricas vacas sagradas del vestuario. Aunque a los aficionados les desconciertan tantos cambios en el once titular, el entrenador ha conseguido implicar a todos los jugadores en las competiciones que ha disputado. Como ejemplo, la Copa de la UEFA: en los 12 partidos disputados, Benítez ha empleado a a 23 futbolistas, uno de ellos del filial, y tan sólo ha dejado fuera a Jorge López, que ya había disputado la Intertoto con el Villarreal. El entrenador tiene plena confianza en su trabajo, hasta el punto de que los futbolistas a los que ha entrenado lo comparan con un profesor. Benítez maneja datos pormenorizados de toda su plantilla: estado físico actual, lesiones, actitud, estadísticas… Con ellos evalúa el rendimiento de los jugadores para dosificarlos. Además, analiza exhaustivamente a todos los rivales y recurre con frecuencia a las charlas técnicas, en las que suele emplear los vídeos, que considera claves para conocer los virtudes y defectos del contrario, la mejor forma de poder derrotarlo. La firmeza en sus ideas le ha llevado a discutir con la dirección técnica del club, cuyas prioridades no concordaban con las necesidades que él veía en la plantilla. Así, pidió un lateral derecho y un goleador contrastado, y a cambio llegaron un interior izquierdo, el uruguayo Fabián Canobbio, y el desconocido Ricardo Oliveira. Benítez estuvo a un paso de abandonar, de no ser por la mediación del presidente, Jaime Ortí. La decisión se reveló como un acierto: con su segunda Liga, Benítez ya es el entrenador más laureado de la historia del Valencia, y corona un ciclo de éxitos que comenzó con las dos finales de Liga de Campeones que disputó el club al mando de Héctor Cúper, en 2000 y 2001. La continuidad en la Champions es su siguiente objetivo.