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11- M: FUNERAL DE ESTADO

El mundo entero se une contra el terrorismo en La Almudena

Por Cristina Iglesias DíazTiempo de lectura3 min
España27-03-2004

Nunca la catedral de La Almudena había acogido tanto dolor y tantas muestras de solidaridad como lo hizo el pasado miércoles 24 de marzo. La cita lo requería: en su interior se oficiaba el funeral en conmemoración de las víctimas del atentado ocurrido el once de marzo en Madrid

Más de 1.500 personas asistieron al acto en el templo, en el que dirigentes de más de 50 países, así como representantes de numerosas casas reales, se unían al dolor de los familiares de los 190 fallecidos. Al funeral oficiado por el cardenal arzobispo Antonio María Rouco Varela, acudieron también los miembros del Gobierno en funciones al completo, el Gobierno entrante, representantes de todas las formaciones políticas y la totalidad de los presidentes autonómicos. Don Juan Carlos, Doña Sofía, el Príncipe Felipe y su prometida Letizia Ortiz, los duques de Lugo y los duques de Palma, de luto riguroso, llegaron a la catedral a las doce y se dispusieron en la entrada del Arzobispado de La Almudena para recibir a todos los dirigentes internacionales que llegaban a la catedral para presenciar las exequias por las víctimas del 11-M. La catedral se quedó pequeña para todos los asistentes congregados en el templo y se tuvieron que colocar sillas para acoger a todas las personalidades y familiares que se dieron cita en la Almudena. Además, en la Plaza de la Armería y en los jardines de la Plaza de Oriente, así como en la Puerta de Sol, se colocaron dos pantallas gigantes para que los ciudadanos pudieran seguir la ceremonia. Sobre la una menos veinte, la Familia Real entró en la catedral junto al arzobispo Rouco Varela, mientras el órgano interpretaba el himno nacional, seguido "El misterio de la muerte" de Bach. Presidiendo el altar mayor se dispuso un gran crespón negro en recuerdo de las víctimas. Europa al completo, así como representantes de naciones de otros continentes, se concentró en la catedral para mostrar a Madrid su solidaridad y su más sentido pésame. Nadie antes había imaginado ver a José María Aznar, Mariano Rajoy, José Luis Rodríguez Zapatero y el lehendakari, Juan José Ibarretxe, compartiendo banco en la catedral. También fue entrañable ver al secretario de Estado norteamericano, Colin Powell junto al presidente de francés, Jacques Chirac, y con los jefes de Gobierno de Alemania, Gerhard Schröder, y de Reino Unido, Tony Blair. Asistieron también al funeral el presidente polaco Leszek Miller, el primer ministro checo, Vladimir Spidla, y el irlandés, Bertie Ahern, quien es también presidente de turno de la UE. España recibió el miércoles los frutos de unas excelentes relaciones cultivadas con los países europeos, con Estados Unidos y Marruecos, entre otros. Acudieron además príncipes de diversas naciones, como Carlos de Inglaterra, Haakon de Noruega, príncipe heredero Federico de Dinamarca, Felipe de Bélgica y el marroquí Moulay Rachid, el príncipe heredero Alberto de Mónaco, así como el príncipe Falsal bin al Hussein y princesa Alia al Feisal de Jordania. No podían faltar personalidades como el presidente de Portugal, Jorge Sampaio, y su ministra de Asuntos y Comunidades Portuguesas, Teresa Gouveia, el presidente de la República italiana, Carlo Azeglio Ciampi, la vicepresidenta de la Comisión, Loyola de Palacio, el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes y el presidente del Parlamento Europeo, Pat Cox, en nombre de la Unión Europea. Fue un funeral repleto de muestras de cariño y de dolor, encarnados perfectamente en la Reina doña Sofía, quien lloró emocionada al oír las palabras del arzobispo Rouco Varela de ánimo para combatir "toda forma de nacionalismo exasperado, de racismo y de intolerancia; de vencer a la violencia ciega y al odio inhumano con el poder fascinante del amor".