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ORIENTE PRÓXIMO

Hamas advierte a Sharon de que ‘la sangre pide sangre’

Por Isabel A. VegaTiempo de lectura2 min
Internacional28-03-2004

La violencia se incrementa a ambos lados del muro “de la vergüenza” o “de seguridad” mientras las posturas se radicalizan impulsadas por la política de asesinatos selectivos emprendida por el Gobierno israelí. La franja de Gaza está cada día más lejos de la Hoja de Ruta y el terror continúa poblando sus calles.

“La sangre pide sangre”. Estas palabras, pronunciadas el pasado jueves por el grupo radical palestino Hamas, son reflejo de la situación que vive Oriente Próximo a diario. La espiral de violencia y venganza en que está inmersa la región desde hace años, alcanza cotas peligrosas estos días en espera de las represalias que, en forma de atentados terroristas, podría emprender Hamas tras el asesinato extrajudicial de su líder y fundador Ahmed Yasín, ejecutado la pasada semana por orden del Gobierno de Israel. “Los crímenes de Sharon traerán consigo desgracias para todos los que apoyan la entidad sionista”, agregaba el comunicado. Otros grupos radicales, como las Brigadas Al Qassam, se han sumado a este comunicado prometiendo una “venganza sin precedentes”, venganza que ya intentaron llevar a cabo dos miembros de Hamas el pasado viernes. Quisieron penetrar en una zona de colonias israelíes de la franja de Gaza y, tras ser detectados, fueron abatidos por soldados del Ejército. La semana pasada, un niño palestino de 12 años fue detenido por las fuerzas israelíes en un control de la zona de Nablús. Bajo su camiseta, escondía un cinturón cargado de explosivos. No se sabe aún si trató de explosionar el artefacto en el mismo lugar donde le dieron el alto ni si era otro el objetivo donde quería inmolarse. Otro niño palestino resultó muerto el sábado tras recibir varios impactos de bala. Palestinos e israelíes se culpan mutuamente por el suceso. En la ciudad de Belén, un joven de 20 años recibió un balazo mortal en la cabeza cuando lanzaba piedras contra un grupo de soldados israelíes. Se llamaba Zighari y era natural de un campo de refugiados de esta región. Su muerte eleva el número de fallecidos desde el comienzo de la Intifada en el año 2000 a 3.883 personas, de las cuales 2.918 eran palestinas y 896 israelíes.