Los tipos suben en Inglaterra mientras que en la UE se mantienen en un nivel apropiado
Por Eva Olarte2 min
Economía07-02-2004
Por segunda vez en cuatro meses, el Banco de Inglaterra decidió el jueves de la semana pasada subir los tipos de interés al cuatro por ciento, justo el mismo día en que el Banco Central Europeo (BCE) optaba por mantener el precio del dinero sin cambios en el dos por ciento.
Esta diferencia de estrategia refleja las distintas situaciones a las que se enfrentan ambas entidades: mientras la economía del Reino Unido presenta síntomas preocupantes de sobrecalentamiento, la zona euro muestra una lenta recuperación. Durante el último trimestre del 2003, el Producto Interior Bruto (PIB) británico registró un crecimiento del 0,9 por ciento, el porcentaje más alto de los tres últimos años. Este buen comportamiento económico, unido al incremento de los precios de la vivienda y, sobre todo, al riesgo de inflación, son los factores que han llevado al comité de política monetaria del Banco de Inglaterra a aumentar el precio del dinero en el Reino Unido. Esta decisión, que algunos analistas ya se encargaron de anticipar, ha sido, para otros, objeto de duras críticas. Así, consideran que un endurecimiento de las condiciones de préstamo, unido a la actual fortaleza de la libra esterlina, podría perjudicar a la industria manufacturera y al comercio minorista. Por su parte, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, aseguró en Francfort que la decisión de mantener los tipos de interés estaba dentro de lo previsto y, que el actual nivel del dos por ciento es apropiado. Todo ello a pesar de que desde algunos sectores de la zona euro se ha llegado a presionar a la autoridad monetaria para que baje el precio del dinero con el objeto de frenar la escalada de la moneda única. En cuanto a esta última, Trichet repitió, casi con las mismas palabras, el mensaje de su última comparecencia. De este modo, volvió a manifestar la preocupación del BCE por la excesiva volatilidad del tipo de cambio, pero no quiso reabrir el debate sobre la fortaleza del euro. Reconoció que las exportaciones podrían verse afectadas por la constante apreciación del euro, aunque insistió en que ese efecto negativo debería verse compensado por la recuperación económica internacional, que debiera traducirse en un aumento de la demanda de bienes y servicios de la Unión Europea. Es más, el presidente del BCE recordó los beneficios que reporta un euro fuerte y, destacó que supone una gran ayuda para abaratar las importaciones y, por tanto, contribuye a mantener la inflación bajo control.