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Ventajas e inconvenientes de acudir al ALCA llamándose Mercosur

Por Gema DiegoTiempo de lectura2 min
Economía23-11-2003

Tiempo: eso era lo que necesitaba el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y eso es lo que ha conseguido tras la reunión en Miami de los países que conformarán el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Tiempo para consolidar el Mercosur y poder negociar de igual a igual con EE.UU.

Que la Declaración de Miami sea un acuerdo light ha beneficiado a los países sudamericanos. Con un Mercosur que aún no ha despegado, la postura más inteligente es tratar de retrasar todo lo posible la formación del ALCA hasta que los cuatro países que constituyen la organización sudamericana (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) unifiquen sus mercados. El presidente de Argentina, Néstor Kirchner, ni siquiera se conforma con esto, sino que quiere ampliar el Mercosur a Perú, Bolivia y Chile antes de zambullirse en el ALCA. Los empresarios argentinos, sin embargo, tienen varias dudas sobre lo que va a representar el ALCA. Unos sienten miedo ante la competencia del Nafta (Canadá, EE.UU. y México), mientras que otros creen que el enemigo está en casa, y que Brasil va a acumular la mayor parte de los beneficios que dé el Mercosur. La ventaja de entrar en el ALCA se encuentra, fundamentalmente, en poder exportar sin aranceles al Nafta aceites, algodón, bebidas alcohólicas, cereales, chocolate y alimentos preparados, entre otros productos. Lo malo es que en el Mercosur no todo es armonía, y en su interior se producen movimientos de signo contrario. Por un lado, Argentina y Brasil intentan acercarse lo más posible, puesto que saben que en su unión reside el éxito del mercado común sudamericano. Pero, por otro, cada uno de ellos siente necesidad de protagonismo. Así, en Argentina continúan los recelos por la potente economía brasileña, mientras Lula se pasea por todas las cancillerías con la seguridad de quien dispone de las mejores bazas de la baraja. La partida está servida.