ORIENTE PRÓXIMO
La ONU exige que se paralice la construcción del muro en territorios palestinos
Por Vicente García Gandía3 min
Internacional26-10-2003
Llueve sobre mojado. Y es que por muy abrumadora que sea la mayoría conseguida en la Asamblea General de Naciones Unidas, el voto de EE.UU. hace que las esperanzas de otras posibles votaciones (pasadas y futuras) en el seno del Consejo de Seguridad caigan en saco roto. De hecho ya ha ocurrido. El precedente más cercano, el último veto de EE.UU. en el Consejo que condenaba de la misma forma la política de Sharon en los territorios ocupados.
El texto aprobado la semana pasada es tajante y exige a Israel "que paralice y de marcha atrás en la construcción del muro en los territorios ocupados y en el este de Jerusalén, que se aparta de la línea de armisticio de 1949 y contradice al Derecho Internacional". Y un paso más allá, la Asamblea de la ONU asegura estar "particularmente preocupada" por las previsibles y ya casi tangibles consecuencias de la construcción de este muro en tanto que "hace físicamente imposible la solución de crear dos estados", objetivo final de una Hoja de Ruta que se perdió en el vacío. A pesar de que se debatía la aprobación o no de una resolución y que como tal sólo tiene, y más en este caso, el propósito de servir de respaldo al ánimo, si es que le queda, de la ANP, la negociación fue larga. Larga y difícil hasta eliminar una de las iniciativas de los países árabes en la que se pedía que el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya emitiese una opinión legal sobre el muro. Como era de esperar, oídos sordos desde el otro lado del Atlántico. "La valla de seguridad seguirá construyéndose (...) El mundo entero se pronuncia contra nosotros y Estados Unidos pero me llena de orgullo estar del lado de Washington", aseguraba Ehud Olmert, ministro de Comercio e Industria y del Gobierno israelí. A sus palabras se unían las del embajador de Israel ante la ONU, Dan Gillerman, quien declaraba pocas horas después que "la farsa que ha llevado a la presentación de esta resolución no supone ningún servicio al proceso de paz" en tanto que, en su opinión, "los juegos de manipulación del representante palestino son una burla para las Naciones Unidas". Y por si después de todos los vapuleos le quedaba algún soplo de vida a la Hoja de Ruta, llegaba un nuevo anuncio por parte del Gobierno de Sharon: la intención de expandir el muro hasta el valle del Jordán para que esta zona quede "siempre bajo control de Israel", tal y como predecía el líder israelí hace dos años. Un nuevo muro que estará listo en dos años, que costará casi 250 millones de dólares y que dejará a más de 90.000 palestinos asilados de Jordania. Mientras, el campo de batalla seguía abierto. Y el pánico paseaba como siempre por las calles de Oriente Próximo. En total, más de 20 palestinos muertos y cerca de 100 heridos y, del otro lado, seis muertos en una semana en la que al representante palestino en las negociaciones con Israel, Saeb Erekat, no le quedó otra que llamar "a responsables del Gobierno norteamericano, de la Unión Europea, de las Naciones Unidas y de diversos países para pedirles que intervengan y protejan al pueblo palestino, deteniendo de inmediato esta sangrienta y peligrosa escalada". Pero a otros la situación no les parece tan grave o al menos tan extraña. Así, la portavoz del Ejército israelí, la general Ruth Yarón, se despachaba la semana pasada asegurando que "por desgracia, cualquier persona que huye y se adentra en una zona densamente poblada (en referencia a los terroristas palestinos) pone a la población civil en peligro".