La marcha de los sindicatos españoles
Por Ana Romero Vicente2 min
Economía04-05-2003
El 1 de mayo, fecha por excelencia del trabajador y del defensor y velador de sus intereses: los sindicatos. Con un texto elaborado en común, UGT y CC.OO. se dirigieron a los españoles "por la paz, por el empleo: no a la guerra". La congregación, que terminó como el rosario de la aurora, fue tan sólo una víctima más de los desencantos que está produciendo la actuación de los sindicatos, que cada poco tiempo tienen que forzarse por hacer las cosas en común, aunque muchas veces no lo consiguen. Y lo peor es que lo mismo ocurre en el interior de sus propias organizaciones.
Los sindicatos españoles, UGT y CC.OO., organizaciones democráticas, se definen a sí mismas como no partidistas. No aceptan presiones políticas y son ajenos a los comentarios que tildan al Secretario General de UGT, Cándido Méndez, de socialista, y a José María Fidalgo, Secretario General de CC.OO., de ser excesivamente derechista, pese a que nunca militó en ningún partido. Diferentes o no, ambos sindicatos dicen ser amigos y la frase unidad de acción sindical es la que con más frecuencia suele salir de sus bocas. Quizás esto sea porque son conscientes de que la unión hace la fuerza, de protesta, eso sí, y esta capacidad sólo la tienen los grandes sindicatos que representan a los españoles. Sin embargo, no sólo las intenciones valen, y eso lo saben muy bien tanto Méndez como Fidalgo, que han tenido que superar muchas diferencias. La peor racha la atravesaron en el 2001, cuando UGT se negó a ratificar el acuerdo de pensiones firmado por CC.OO., la patronal CEOE y el Gobierno. Tan sólo unos pocos días después, un nuevo desencuentro entre ambos sindicatos, que no llegaban a un acuerdo pesquero común, fue la gota que colmó el vaso. La brecha que se abrió impidió ese año celebrar el Día del Trabajador en unión, algo desconcertante en un día tan simbólico para ellos. Un eslabón al que amarrarse fue el famoso decretazodel Gobierno del PP, el año pasado, que los sindicatos aprovecharon para limar asperezas y actuar juntos (Huelga General 20-J). El último incidente fue a propósito de la Guerra en Iraq. UGT convocó una huelga (laboral) en protesta de dos horas que Fidalgo se negó a seguir porque "los trabajadores están contra la guerra pero no es motivo para parar la actividad laboral". Tomar esta postura le costó a Fidalgo caro: un nuevo enfrentamiento con UGT, aunque al final lograron ponerse de acuerdo el pasado 1 de mayo, y una puñalada trasera, otra más, por parte de sus propios compañeros de sindicato, que se negaron a apoyarle. El sector crítico, liderado por Agustín Moreno, y el sector disidente, representado por Roberto Benito, son las facciones más radicales que ha sufrido CC.OO. y que personalmente sufre cada día Fidalgo: unidos hacen más del 40 por ciento de los votos. No le perdonan a éste que negocie muchas veces con el gobierno a través de acuerdos con contrapartidas, es decir, a cambio de obtener avances sociales, se otorga alguna concesión.