Las bolsas dejan la buena racha de lado
Por Ana Romero Vicente2 min
Economía28-03-2003
Depende, ¿de qué depende? De según como se mire todo depende. Los analistas se están estrujando los sesos para intentar dar previsiones sobre una tan poco estable situación. Y al final, todo depende. Depende de si la guerra sea corta o sea larga; depende de cómo ésta se desarrolle y de cómo concluya. Las consecuencias son impredecibles, y aquí nadie puede jugar a las adivinanzas: averiguar lo que vaya a acontecer es imposible, e intentarlo es arriesgado.
El inicio de la guerra en Irak, lejos de generar malos augurios en los mercados, supuso un fuerte subidón de adrenalina para miles de inversores, que no dudaron en apostar hasta lograr importantes beneficios en las bolsas de todo el mundo. Pero la destreza con la que se movieron fue menguando a medida que los acontecimientos hacían diana en otros escenarios, bien diferentes a los soñados en un primer momento. Para empezar, a todos los que se dedican al negocio bursátil ya les es difícil discernir entre si lo que se dice es lo mismo que lo que se ve, o si lo que se dice y lo que se ve es sólo lo que se deja enseñar. Es decir, que la información es una de las principales víctimas de la guerra así lo ha demostrado la historia, y hay que tener mucha fe para creer que ésta no se repite. De esta forma, uno de los peores males que pueden acechar al inversor, el de la aversión al riesgo, se agudiza notablemente. Si a esto se le añade que "la guerra durará todo lo que haga falta", según declaró George Bush en mutuo acuerdo con su aliado Tony Blair, tras reunirse en Camp David, las esperanzas por seguir haciendo brotar las bolsas quedaron estancadas. Sobre todo en Wall Street, principal foco de atención que, muchas veces, con auténtica mímesis es seguido por las Plazas Europeas. Finalmente, tras una ajetreada semana en la que las pérdidas fueron las protagonistas, algunos beneficios, aunque más bien recuperaciones de lo perdido días anteriores, se vislumbraron en la última jornada. Y en España la cosa no fue mal, aunque en tan sólo unos días el índice más importante del país, el Ibex 35, perdió un 3,6 por ciento. Sin embargo, al final logró repuntar un 0,11 por ciento en la última jornada, colofón por el que al menos logró no perder, por los pelos, la cota de referencia de 6.000 puntos. NH Hoteles e Iberia fueron las que más duros cortes recibieron, y entre los más beneficiados destaca Endesa y los grandes del sector bancario, BBVA y SCH.