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EUROPA

El paro y las quiebras empresariales amenazan a Alemania con una recesión técnica

Por Gema DiegoTiempo de lectura1 min
Economía23-02-2003

Si las empresas quiebran, muchas personas se quedan sin trabajo. Si crece el paro, hay menos dinero para comprar productos y también cae el consumo. Y si los ciudadanos no adquieren lo que fabrican las empresas, éstas quiebran. Este círculo vicioso se ha adueñado de la economía alemana, con lo que el país se halla a punto de entrar en recesión técnica.

"No hay mejora a la vista, al menos no antes del verano y en todo caso mientras un guión bélico siga maniatando a los factores económicos", ha señalado Udo Ludwig, portavoz del IWH de Halle. Alemania se encamina, por tanto, según coinciden en advertir economistas, Gobierno y Bundesbank, hacia su segundo trimestre de decrecimiento económico, circunstancia macroeconómica que se define como recesión técnica. Los datos hablan por sí mismos: Alemania tan sólo creció un 0,2 por ciento en el 2002, los pedidos industriales procedentes del extranjero se redujeron en un 9,17 por ciento en diciembre del año pasado con respecto al mes anterior -la mayor caída desde junio de 1984-, y se prevé que el número de parados supere en febrero a los 4,623 millones registrados en enero. Alemania había ido esquivando la contracción económica gracias a las exportaciones, pero el descenso de éstas ha llevado a la Cámara de Comercio e Industria (DIHK) a pronosticar un crecimiento cero para el 2003. El ministro de Economía y Trabajo, Wolfgang Clement, ha explicado que, en caso de que Alemania no pueda aumentar su Producto Interior Bruto (PIB) en un uno por ciento, abandonará el presupuesto del Estado para el 2003, aunque esto le lleve a superar el tres por ciento de déficit que permite la UE. Ni siquiera el tejido bancario alemán se salva de la quema. A los malos resultados de Commerzbank, se suman los de HypoVereinsBank (HVB), que ha presentado las pérdidas más importantes de su historia. HVB, que se ha quedado sin 858 millones de euros, no podrá repartir dividendos, lo que no le ha ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial.