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SUCESOS

El incendio del metro de Corea cuestiona la seguridad en los espacios públicos

Por Gema Cubo CabreraTiempo de lectura1 min
Sociedad22-02-2003

La seguridad en los espacios públicos cerrados es un tema cada día más preocupante. Los incendios, provocados o accidentales, causan al año cientos de víctimas en metros, túneles o discotecas. En la memoria está el atentado ocurrido en una turística discoteca de Bali hace unos meses.

Mucho más reciente está el incendio que tuvo lugar el jueves de la semana pasada en una discoteca de la ciudad estadounidense de Rhode Island, que se ha saldado al menos con 90 fallecidos. En este caso, el fuego se propagó de manera accidental debido a un fallo en los efectos pirotécnicos utilizados por una banda de heavy metal que daba un concierto. El incendio más grave en Estados Unidos se produjo el 28 de noviembre de 1942 en el Club Coconut Grove en Boston, donde perdieron la vida 492 personas. La inseguridad también afecta a la carretera. Los túneles, al igual que el metro, constituyen espacios habituales para este tipo de desastres. Según los Clubs Automovilísticos europeos, la seguridad en el interior de los túneles de gran longitud sigue siendo una asignatura pendiente. En abril de 1999, un total de 41 personas murieron abrasadas en el tunel del Mont Blanc, entre Francia e Italia, al incendiarse un camión y provocar la explosión encadenada de otros vehículos. El caso de Corea del Sur aún es objeto de investigaciones. Sea obra de un pirómano o carencia de las medidas preventivas de seguridad, lo cierto es que más de 500 personas se vieron atrapadas el pasado martes 18 en un agujero negro del que más de 130 no pudieron salir. Según fuentes policiales, la situación desencadenada a partir de el intento de suicidio del presunto incendiario, Kim Dae Hwan, se vió agravada por la falta de seguridad, la ausencia de los adecuados sistemas de alarma así como de extintores automáticos. Además, según se ha sabido, para la construcción de este metro se emplearon materiales plásticos que expelen gases tóxicos, por lo que el incendio de la botella de gasolina que portaba el pirómano suicida, fue motivo suficiente para convertir el suburbano en una ratonera.