Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

Una inflación compulsiva asoló el 2002

Por José Martín de Bernardo Tiempo de lectura2 min
Economía04-01-2003

Los consumidores de toda la Unión Europea piensan que el euro ha sido utilizado para que muchos establecimientos aumenten los precios. Los gobiernos anuncian que tomaran medidas y los expertos auguran aún mayores subidas para el 2003.

Llega el final del 2002 y es época de hacer balances todos, incluido el euro, una moneda que a los consumidores les ha salido cara y se ha convertido en una auténtica cruz para la inflación. El hecho de que se hayan redondeado los precios al alza ha producido un aumento del Indice General de Precios (IPC), lo cual ha terminado en un aumento de la inflación. De hecho, las previsiones de la Oficina de Estadística de la Unión (Eurostat) situaban la inflación interanual, aquella que mide los datos del año anterior con los del presente, en un 2,2 por ciento, cuando en España ha rozado el cuatro. Los productos que han superado un mayor alza han sido los frescos que han aumentado en un 7,5 por ciento de media mientras que, curiosamente, los precios de origen que reciben los agricultores han disminuido un seis por ciento. Peor ha sido la situación en otros países, como Grecia donde algunos productos han subido un doscientos por ciento. A pesar de todo, la mayoría de los ciudadanos de la Unión Europea se muestra contenta con la nueva moneda. Cerca del 62 por ciento se siente a gusto con el euro y un 60 por ciento piensa que traerá más beneficios que perjuicios. A la hora de buscar culpables algunos expertos en economía dicen que es el sector de distribución comercial de mayoristas y minoristas quienes actúan de intermediarios. La Unión Europea pronostica que los precios se estabilizarán, sin embargo los expertos afirman todo lo contrario. Para empezar, ya conocemos que a pesar de la liberalización del sector energético la luz subirá. El problema inflacionista puede tomar peores tintes ya que la gente piensa que tiene menos dinero como resultado de los redondeos. Esta sensación puede provocar que los ciudadanos gasten menos, por lo que el consumo se reduciría y la salida de la presente situación se haría más complicada. El Gobierno ha comenzado a tomar medidas que van desde la reducción del IRPF y el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE) para fomentar el consumo, hasta mantener durante el 2003 el doble etiquetado en euros y pesetas. Incluso la televisiva publicidad de la Familia García ha vuelto para recordar que depende de nosotros saber el valor del euro.