PP Y CIU
Empeoran las relaciones entre el Partido Popular y Convergència i Unió
Por Noelia Hernández Martín3 min
España01-07-2002
Convergència i Unió (CIU) está atravesando momentos difíciles. Este partido gobierna en Cataluña, pero no tiene la mayoría absoluta, por lo que se ve obligado a aliarse con otros partidos si quiere que sus decisiones sean aprobadas en el Parlamento catalán.
Durante los últimos siete años CiU y PP han estado unidos en un matrimonio de conveniencia. Jordi Pujol fue elegido por los votos de los populares. Podría incluso considerarse que si Cataluña goza de mayor autogobierno es gracias a los mutuos “tomas y dacas” entre CiU y PP. CiU también ha contado con el apoyo de esta formación en asuntos importantes, como los presupuestos, o la negativa a crear comisiones de investigación parlamentarias que podrían haber hecho daño a CiU. Y como nadie da duros a pesetas, y menos en política, el PP cuenta con el apoyo de CiU. La dirección nacionalista apoyó la investidura de José María Aznar y la gran mayoría de iniciativas parlamentarias del PP, como el Plan Hidrológico Nacional (PHN) o la Ley Orgánica de Universidades (LOU). La crisis se ha desatado por la nueva actitud de CiU ante las últimas reformas estructurales emprendidas por el Gobierno y, en particular, ante la Reforma Laboral y la Ley de Partidos. La abstención de CiU en la votación del decreto sobre el desempleo y su apoyo implícito a la huelga general del 20 de junio han provocado irritación en el Gobierno del PP, que llegó a acusar a los nacionalistas catalanes de alentar la huelga general. Otro de los frentes de conflicto que tienen abiertos CiU y PP es la ilegalización de Batasuna, una medida que no contará con el respaldo de los nacionalistas, según ha avanzado su portavoz en el Congreso, Xavier Trias. Ante la votación de la Ley de Partidos, CiU actuó con cierta ambigüedad, votando primero a favor de la enmienda a la totalidad presentada por el Partido Nacionalista Vasco (PNV) para después apoyar también el texto del Gobierno. El PP dio un escarmiento a CiU por su distanciamiento del Gobierno central. Ha dado rienda suelta a su organización en Cataluña para castigar a CiU en el Parlament. La semana pasada, el PP se alió con el bloque de izquierdas -socialistas, Esquerra Republicana e Iniciativa- por lo que CiU quedó en minoría en el Parlamento y fue derrotada en siete votaciones. Sin embargo, el conseller en cap y aspirante de CiU a suceder a Pujol, Artur Mas, reveló que fue él el que instó a perder seis de las siete votaciones para evidenciar las "componendas" de la oposición. Ante esta serie de incidentes, las lluvias de críticas desde uno y otro bando han sido innumerables. Josep Antoni Duran Lleida, secretario general de CiU afirmó que su partido se prepara para afrontar "una nueva etapa política en Cataluña" sin mayoría parlamentaria, pero subrayó que ni el Gobierno de Pujol ni la propia federación se plantean un adelanto de las elecciones municipales, a no ser que la situación fuera ingobernable: si CiU perdiese continuas votaciones en el Parlamento catalán. Por su parte, el PP está interesado en lograr el apoyo de CiU en la convalidación del decreto del paro, que se votará en el Congreso al inicio del próximo periodo de sesiones. La postura de CiU ante el decreto de reforma laboral y el debate del Estado de la Nación de los próximos días 15 y 16 serán, en buena medida, el termómetro para medir la salud del pacto CiU-PP.