JUSTICIA
La Corte Penal Internacional nace entre ilusiones y desengaños
Sede del Tribunal Penal Internacional de La Haya
Por Pablo Fernández1 min
Internacional01-07-2002
Hay muchas razones para celebrar los primeros pasos de esta Corte Penal Internacional (CPI). Es el primer tribunal con ámbito universal que juzgará crímenes de guerra, crímenes contra la Humanidad y genocidios. Perseguirá los desmanes y atrocidades que por el mundo se sucedan y servirá de institución fundamental para lograr la justicia mundial.
La creación de este nuevo organismo de talante universal empezó en 1998 con el Estatuto de Roma. Entonces eran 139 los países dispuestos a subirse al carro de la CPI. Sin embargo, cuatro años después, sólo 72 Estados (12 más del mínimo requerido) se mantienen fieles al proyecto. Son pocos pero con las intenciones bien claras. El Tribunal investigará y juzgará las denuncias de crímenes contra la Humanidad que lleguen a sus oficinas. No sólo se limitará a escuchar las quejas de los grandes actores mundiales: el Consejo de Seguridad de la ONU o los estados parte en un conflicto. También atenderá las denuncias de las víctimas u organizaciones no gubernamentales. Todos los perjudicados tendrán, a priori, derecho a ser tenidos en cuenta por la CPI. Sin embargo, por encima de los buenos presagios de futuro, sobre los cielos de la Corte Penal Internacional se ciernen negros nubarrones de desilusión y pesimismo. Grandes potencias como Estados Unidos, China, Israel o India lo rechazan, por lo que queda enormemente debilitado y con escasa legitimación. Además, si los mandamases del Consejo de Seguridad de la ONU así lo quieren, podrán obligar a la Corte a paralizar durante un año las investigaciones sobre un crimen. Tampoco invita a la alegría la cláusula que establece que la CPI sólo podrá actuar si el Estado en el que se han cometido los crímenes acepta su jurisdicción. A pesar de todos estos recortes, grandes y puede que insalvables, nada impedirá que en la primavera de 2003 el nuevo tribunal empiece a recibir denuncias.