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Cada vez son más las mujeres jóvenes que consumen tabaco

Por Alba RodríguezTiempo de lectura1 min
Sociedad31-05-2002

Ser varón de clase social alta o media y de la comunidad autónoma de Cantabria son algunas de las señas de identidad de un fumador español. Según una encuesta hecha por el Ministerio de Sanidad y Consumo, existen más hombres que mujeres consumidores de tabaco. En concreto, un 48 por ciento de los varones fuma, un 21 por ciento son ex fumadores -mientras que el 30 por ciento son no fumadores-. Entre las mujeres, sin embargo, se encuentra que un 25 por ciento de fumadoras, un 7 por ciento ex fumadoras y un 68 por ciento de no fumadoras.

La clase social también marca diferencias, ya que los porcentajes más altos de fumadores se encuentran en la clase alta y media. Los residentes en Cantabria y Murcia, con un 42 por ciento y un 40 por ciento de fumadores respectivamente, se sitúan a la cabeza de la lista. Castilla-La Mancha, con un 32 por ciento, es la región española donde hay menos fumadores. El perfil del fumador en España presenta una clara tendencia al cambio en los últimos años: cada vez menos hombres maduros fuman, mientras que las mujeres -sobre todo las adolescentes- han escalado posiciones y se incorporan peligrosamente a este hábito, especialmente en las zonas rurales. Aunque los jóvenes de hasta 25 años consumen por norma general poca cantidad de cigarrillos diarios -unos once de media- potencian, sin embargo, el consumo en los fines de semana: en un intento de lograr una mejor imagen, de acuerdo con los cánones sociales. Estos cigarrillos de fin de semana, que no acarrean en un principio una gran dependencia a la nicotina, son la puerta de entrada a la misma en el futuro. Cada vez empiezan a fumar más mujeres, cada vez se empieza a edades más tempranas y cada vez se fuma más cantidad con menos años de antigüedad como fumador. Además, dentro del proceso, juegan también un papel importante los denominados fumadores pasivos. Los fumadores exponen al resto de la población al humo de sus cigarrillos; de tal modo que cada año mueren en España cerca de 3.000 personas por el tabaquismo pasivo.