ISRAEL
Los israelíes boicotean las obras de Saramago tras las declaraciones del Nobel
Por Roberto González García3 min
Cultura27-03-2002
La delegación del Parlamento Internacional de Escritores está formada por el Premio Nobel de Literatura, José Saramago, el también Nobel de las Letras, Wole Soyinka, de Nigeria; el novelista americano Russell Banks; el francés Christian Salmon; el surafricano Breyten Breytenbach; el exiliado chino Bei Dao; el italiano Vincenzo Consolo y el español Juan Goytisolo. Algunos de estos compañeros de viaje de Saramago opinaron en privado que la palabra “Auschwitz” había sido algo desafortunada. Pero Saramago no se arrepiente, y argumenta seriamente su postura, que algunos críticos han sacado de contexto y exagerado hasta puntos insospechables.
"No, no. No me arrepiento, y además, que no le pase por la cabeza a nadie que yo lo he dicho sin pensarlo. Yo lo he dicho con la previsión de las consecuencias. Y ahora, después de estar hoy en Gaza y ver todo eso, pues con más razón todavía. Es un problema de palabras. Si "Auschwitz" choca tanto, entonces yo cambio la palabra y digo "crimen contra la humanidad', y no salen ganando", declaró Saramago. Hacía referencia a la ocupación israelí de Ramala, sede de la Autoridad Nacional Palestina. El escritor israelí Amos, virulento opositor de Ariel Sharon, presidente del Gobierno israelí, declaró, la pasada semana, que Saramago había demostrado "una terrible ceguera moral" al comparar el sufrimiento de los palestinos con el de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. "La ocupación israelí es injusta, pero compararla con los crímenes de los nazis es como comparar a Saramago con Stalin". Oz agregó que la interpretación lógica de lo que había dicho Saramago era que "se debería destruir a Israel de la misma manera que los aliados destruyeron a los nazis". Pero esta polémica no se queda sólo en círculos literarios o políticos: tiene sus repercusiones en la calle: Saramago es uno de los autores más vendidos hoy en día en Israel: Todos los nombres, del autor portugués, encabezaba las listas de ventas, pero desde sus declaraciones las librerías hacen boicot a sus obras. Según el periódico independiente Yedioth Ahronoth, que citó los testimonios de varios libreros israelíes, José Saramago se ha hecho mucho daño en un país donde ha sido unos de los escritores internacionales más leídos. “Hubo personas que entraron a mi librería a pedir que saquemos sus obras de los estantes”, dijo uno de los libreros al citado diario. Un redactor del periódico Haaretz, Ari Shavit, escribió que Saramago ofrecía una clara señal de que "la plaga negra del alma europea", el antisemitismo, había vuelto a aparecer. Shavit, que afirmó que compartía la opinión de Saramago de que la ocupación israelí de Ramala era una "iniquidad", escribió que las palabras del portugués habían sido “un feo acto de provocación contra los judíos". "Si Ramala es Auschwitz", continuó Shavit, "entonces Israel es el Tercer Reich y merece la extinción... Entonces Tel Aviv es Dresde e incendiarlo no sería un crimen de guerra. La matanza masiva de sus mujeres y niños sería permisible". Una desafortunada interpretación de las palabras de Saramago, que no pretendía hacer política, sino denunciar la precaria situación del pueblo palestino. Un programa de la televisión pública israelí, Primera lectura, canceló una entrevista que tenía planeada con Saramago como consecuencia de la comparación que hizo entre los israelíes y los nazis. La presentadora del programa, Abirama Golán, lamentó la decisión y dijo que "hubiera sido la oportunidad de debatir a fondo esa opinión". En declaraciones posteriores a la agencia portuguesa Lusa, Saramago agregó que "la represión israelí es la forma más perversa de apartheid". Saramago señaló la desigualdad que supone que 100.000 palestinos se vean obligados a hacinarse en tres kilómetros cuadrados en Gaza, mientras en las colonias israelíes "todo es iluminación, amplitud y confort, al lado de extensiones relativamente grandes de aldeas arrasadas por la estrategia de expansión y dominio israelí". "Nadie se da idea de lo que pasa aquí, por muy bien informado que esté. Todo está arrasado por las excavadoras, las aldeas palestinas han sido destruidas y no se cultiva nada".