ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Maldita sea la mano
Por Almudena Hernández2 min
Sociedad22-11-2009
Cuando una tuvo una infancia feliz y constructiva pero de esas que hoy se tildaría de cutre y casposa, acostumbraba a escuchar por la radio a los grandes de la copla en vez del sonido pop de moda. Pues bien, quizás fue Rafael Farina -si no falla la memoria- el que cantó aquello de “maldita sea la mano que mata un perro”. La canción está bien de moda, mal que les pese a los más modernos hoy. Se preocupa más la gente de hinchar a comida a las palomas y los gatos callejeros -a veces son auténticas ratas- y denunciar los siempre denunciables maltratos a animales, que en dar la voz de alarma cada vez que se conoce un nuevo caso de maltrato doméstico. Es cierto que lo del profesor Neira se ha convertido en un auténtico acontecimiento mediático y que los actos de valentía son propios de unos pocos, pero desgraciadamente está de plena actualidad ese otro mensaje que la publicidad ha rescatado del presuntamente casposo pasado: “Ya lo sabía, ya lo sabía”. Siempre hay un vecino, un familiar o un amigo que tiene algo más que simples sospechas. No en vano el cotilleo es uno de los deportes nacionales de los españoles. Dicen en esas ocasiones que el problema debe quedarse en la casa de cada cual. Argumentan que los gritos casi siempre se calmaban. Algún chismoso bestia se atreve a ir más allá y piensa que tras el fatal desenlace también hay culpa de la parte más débil. Vamos, que quizás para lo malo no hemos evolucionado tanto y está en la máxima onda el viejo lema bárbaro y troglodita de “la maté porque era mía”. Y lo triste y preocupante es que no sólo se piensa entre las mentes de más edad, sino que la violencia de género la ejercen también los más jóvenes. ¡Maldita sea la mano!