Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

FORO ECONÓMICO MUNDIAL

Nueva York une a los líderes mundiales para que discutan sobre economía

Por Gema DiegoTiempo de lectura2 min
Economía03-02-2002

La impresionante mole del Waldorf Astoria, un lujoso hotel neoyorquino abierto en 1931, acoge a lo más granado de los mandamases mundiales. Unas 2.500 personas disponen de cinco días para analizar la situación actual de la economía y de un futuro que la impele, irremediablemente, hacia la globalización.

El lema Liderazgo en tiempos de crisis: una visión para un mundo compartido es como una chistera de la que el Foro Económico Mundial extrae múltiples motivos para celebrar reuniones y debates. Desde la crisis argentina hasta el estado de la economía estadounidense, todo sirve para que los expertos financieros y los líderes mundiales expresen sus ideas y opiniones. Por ejemplo, el jefe económico de Morgan Stanley, Stephen Roach, afirma que a Estados Unidos (EE.UU.) le queda mucho por sufrir aún, ya que "no existe ahorro, hay demasiada deuda y la balanza comercial está desequilibrada". En cambio, el presidente de Merrill Lynch International, Jacob Frenkel, pronostica que EE.UU. crecerá este año nada menos que un cuatro por ciento. Otros, como el presidente del Instituto de Investigación Económica de Berlín, Klaus Zimmermann, hacen metáforas melómanas: "La situación se parece a la música de Wagner; en realidad no es tan mala como puede parecer pero no tan buena como para que recuperemos la prosperidad de años pasados". Y otros, como el ministro de Economía español, Rodrigo Rato, asisten a las reuniones y aportan algunas ideas. El Foro Económico Mundial ha viajado este año desde su residencia habitual en Davos (Suiza) hasta Nueva York, donde el recuerdo del 11 de septiembre y el miedo a la repetición de los incidentes de Génova ha traído consigo un tremendo despliegue de seguridad. El Waldorf Astoria permanece custodiado día y noche por agentes antidisturbios, helicópteros, tiradores, perros, y una lluvia fina, gris y persistente. Esta ostentosa muralla intenta acallar el temor que corroe el interior del hotel: la previsión de un futuro marcado por unas diferencias escandalosas entre pobres y ricos y amenazado por el terrorismo.