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ANÁLISIS DE ESPAÑA

No es la caza, es todo lo demás

Fotografía
Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura2 min
España22-02-2009

Lo más grave no es que haya cazado sin licencia en una finca de Andalucía. Lo verdaderamente dañino es que esta infracción no es más que una escenificación de lo que viene realizando el ministro desde que asumió el cargo: considerar la Justicia su coto privado. Llegó al Gobierno en febrero de 2007, en plena legislatura de la crispación. Y fue elegido precisamente por su pasado como fiscal, pero sobre todo porque prometía ir directo a la yugular del PP en una época donde eso era lo que se estilaba. Más que ahora. Pero el indisimulado holliganismo del ministro le está costando caro a Zapatero. Ahora el presidente debería asumir el error de designarle y cesarle cuanto antes. Porque ocupó su escaño en el Congreso como el barrabrava que ve en la grada el lugar idóneo para sus insultos y provocaciones. Aunque intentase maquillarlos en forma de versos de dudosa calidad. Porque su corta altura de miras provocó que una huelga de funcionarios se extendiese durante más de dos meses. El propio Zapatero sufrió las consecuencias cuando los huelguistas boicotearon algunos mítines durante su campaña electoral para las generales. Nunca ante ningún interlocutor, ya fuese el PP, funcionarios, jueces, vocales del CGPJ, secretarios judiciales, periodistas, muflones... nunca ha abandonado esa actitud chulesca del mediocre que se siente amenazado. Este ministro fue el que abogó por eliminar el órgano de gobierno de los jueces. Es el ministro bajo cuyo mandato la Abogacía del Estado se inventó aquella pirueta jurídica que permitió a ANV acudir parcialmente a las urnas. Y permanecer durante meses en los ayuntamientos. Luego él mismo admitió que este partido se ilegalizaría “cuando la jugada lo aconsejase”. Nunca la Justicia ha sido menos independiente del poder Ejecutivo desde el inicio de la democracia. Y Bermejo ha tenido mucho que ver en eso. Es el ministro que se gastó 250.000 euros en acondicionar su piso. En su currículum pesa ya la primera huelga de jueces de la historia. Y en un alto porcentaje ha sido por su culpa. Aunque el colapso de la Justicia viene de lejos, apenas ha contribuido a su modernización. Lejos de atender las demandas de los jueces optó por echar balones fuera durante meses. Con la colaboración del resto del Ejecutivo socialista trató de responsabilizarles del caso Mari Luz. También les insultó, les llamó “corporativistas” en numerosas ocasiones. Aquella estrategia tan sólo sirvió para azuzar a una carrera judicial cansada. Ahora sus cacerías no son más que la gota que colma un vaso de malos modos, prepotencia y, sobre todo, nula cintura política. Lo grave no es la caza, es todo lo demás. Lo grave es que ese vaso se haya desbordado de manera tan flagrante en apenas dos años. Tanta paz lleve como descanso deje.