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TURQUÍA

El Ejército y el Gobierno intensifican el debate del laicismo

Por Luis Miguel L. FarracesTiempo de lectura2 min
Internacional29-04-2007

La única república laica de mayoría musulmana en el mundo, Turquía, se debate a día de hoy entre el secularismo o la idoneidad de un estado confesional islámico. La pasada semana, el proceso de selección de jefe de Estado, que en Ankara lo realiza el Parlamento, intensificó la discusión sobre los avances entre una y otra opción. La razón radica en que el partido mayoritario en la Asamblea, y que por lo tanto tiene la llave de la Presidencia, es de corte islamista, el AKP.

Las presiones del Ejército y de los partidos opositores al AKP, que tiene mayoría absoluta en el Parlamento, lograron la pasada semana desestimar al actual primer ministro, Recep Tayyip Erdogan como candidato a ocupar la Presidencia del país. Erdogan es visto entre el sector prolaico de Turquía como un halcón islamista que bien podría poner en peligro el laicismo de la república sustentada desde sus orígenes por el legendario Ataturk, del cual el Ejército del país es uno de sus más fervientes defensores. El problema es que el celo exacerbado de los militares turcos por salvaguardar el Estado laico ha llevado en más de una ocasión, la última en 1997, a provocar pronunciamientos golpistas para derrocar gobiernos o suprimir candidaturas que consideran que se salen de la línea laicista establecida en la Constitución. La pasada semana bien pudo ser el preludio de un nuevo episodio de la injerencia militar en la vida política turca. El motivo fue la elección a la Presidencia en el Parlamento, donde al AKP, obligado por las presiones a descartar la candidatura de Erdogan presentó como aspirante a la Jefatura del Estado a Abula Gül, actual ministro de Exteriores, convencido europeísta y estrecho colaborador del propio primer ministro. Sin embargo, pese a tener un perfil más bajo que el de Erdogan -que suscitaba tantos recelos en los sectores políticos opositores- la candidatura de Gül no alivió las tensiones con el Ejército ni los partidos opositores. Así, el aspirante del AKP no recabó los apoyos necesarios en la primera votación en el Parlamento, se quedó a sólo diez de la elección y fomentó una misiva castrense que despertó todas las alarmas sobre la posibilidad de un nuevo golpe de Estado. En el comunicado, publicado en la página web del Ejército, los militares se calificaron como “vehementes defensores del laicismo” y se mostraron “descontentos con los esfuerzos de determinados círculos de socavar los valores fundamentales de la república y ante todo del laicismo”. Además, la carta concluía alarmante con una inequívoca declaración de intenciones. “Las Fuerzas Armadas intervienen directamente en la defensa del laicismo y, de ser necesario, dejará clara su postura y su proceder”. El AKP calificó de “antidemocrático” el comunicado, al igual que sus opositores, si bien éstos señalaron al partido gubernamental como responsable de la actual situación. Con un Parlamento copado por los islamistas, resulta evidente que el debate acerca de la idoneidad del laicismo no es sólo fruto de la diatriba de los políticos. Y es que actualmente Turquía se encuentra fuertemente dividida. Mientras que en la zona europea del país, Estambul y alrededores, y en las grandes ciudades predomina el apoyo al sistema no religioso, los inmensos sectores rurales apoyan decididamente la causa del estado confesional.