JUICIO 11-M
Los TEDAX sostienen que el explosivo no fue el empleado por ETA
Por Enrique García García2 min
España23-03-2007
De nuevo los explosivos marcaron las sesiones del juicio contra los 29 imputados por el 11-M. En concreto las tres bombas que no explotaron y de las personas y el entorno que las rodeó, incluyendo la furgoneta Renault Kangoo y los agentes de los TEDAX que participaron en su desactivación y transporte.
Un esquema de las bombas empleadas por los terroristas acompañó a las declaraciones de varios testigos, así como de los artificieros que desactivaron –o intentaron desactivar- los paquetes que hicieron explosión en los trenes la mañana del 11 de marzo en Madrid. Todos los que tuvieron contacto con el explosivo coinciden en que se trataba de una pasta similar a la plastilina y de color blanco marmóreo, con un olor a almendras amargas que, según afirman, son las características de la dinamita, y fácilmente las de la Goma 2 ECO sustraída en la mina Conchita. Asimismo, por medio de los mismos argumentos queda descartado el uso de explosivos más potentes, de tipo militar como el C-3 y el C-4, dado que una de las mochilas estalló cuando se intentó desmontar mediante un chorro de agua a fuerte presión. Una reacción esta que se asocia con los explosivos montados con Goma 2. Los artificieros aseguraron que no habían visto nunca unas bombas así, y que, desde luego, no se parecían a las que fabrican los grupos terroristas de origen europeo. Sin ir más lejos, lo que un etarra hace en tres pasos de preparación del artefacto, estos paquetes lo habían resuelto en uno solo, lo que les lleva a pensar también que pudieron intervenir dos personas en la fabricación de cada mochila. Esta sospecha se da debido a que, mientras la solución dada con el teléfono móvil –detonador- es muy ingeniosa y simplifica el artefacto, los cables fueron conectados al explosivo fueron instalados de manera poco profesiones y sin cinta aislante que los sujetase. Los móviles fueron adquiridos en un negocio familiar de musulmanes en Madrid, el Bazar Top, según declaró el personal de este comercio. Los autores de la masacre adquirieron allí los diez móviles, cinta magnética y un reloj en tres días consecutivos, diciendo que era para repartirlos en una empresa de construcción.