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PENSIONES

Vejez, divino tesoro

Por Elena De Román MartínTiempo de lectura2 min
Economía24-03-2007

España envejece. Según un estudio publicado por la oficina estadística Eurostat, España será el estado de la Unión Europea con la proporción de jubilados (35,6 por ciento) más alta y menos personas en edad de trabajar (52,9 por ciento) sobre el total de la población en el año 2050.

¿Esto qué quiere decir? Pues significa que, dentro de 43 años, habrá nueve personas inactivas, bien porque sean menores de 15 años o porque superan los 65, por cada 10 sujetos en edad de trabajar. Aunque el descenso de la población en edad de trabajar es una tendencia que se está dando en toda Europa, es en España donde se producirá la caída más espectacular. Aunque 2050 está todavía muy lejano, si nos fijamos en los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) ya hay en la actualidad casi 7,5 millones de ciudadanos que tienen más de 65 años y alrededor de 10.000 españoles alcanzan ya el centenario, y la esperanza de vida sigue en aumento. El envejecimiento de la población española es una situación preocupante, ya que supone una peligrosa amenaza para el futuro de las pensiones. En España hay actualmente cerca de 8,6 millones de trabajadores con planes de pensiones –privadas y de empresas- cuyo valor suponía un ocho por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) en 2004. La reforma fiscal del Gobierno, propuesta en 2004, afecta principalmente a los planes de pensiones. Desde el 1 de enero de 2007 se ha eliminado la reducción del 40 por ciento si se cobra el plan en forma de capital. Antes, si se percibía en un único pago y con dinero, el particular sólo tenía que pagar impuestos por el 60 por ciento de la cantidad, pues disfrutaba de una reducción del 40 por ciento, siempre y cuando hubieran transcurrido más de dos años desde la última aportación. Esta reforma ha aumentado las aportaciones anuales máximas deducibles a planes de pensiones hasta los 10.000 euros para los particulares menores de 50 años. A partir de esa edad, el tope máximo será de 12.500 euros anuales. En cualquier caso, las aportaciones máximas fijadas (10.000 y 12.500 euros) no podrán superar el 30 por ciento de las rentas activas del contribuyente, es decir, las derivadas del trabajo o actividades empresariales. Ese porcentaje se eleva hasta el 50 por ciento para los mayores de 50 años. Aunque, como novedad, aparecen los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS), productos de ahorro a largo plazo y diseñados para preparar y complementar la jubilación.